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lunes, 15 de septiembre de 2008

Humor e Historia: dos discursos famosos (I)

Humor e Historia se escriben con "H", ¿coincidencia? quizás, pero lo cierto es que a la Historia han pasado -y por la puerta grande- dos grandes humoristas, que por medio de unos discursos plasmados en películas supieron interpretar, más allá de la clave del humor, el momento y las angustias de su tiempo histórico, con una vigencia que aún sorprende.


Hablamos de Charles Chaplín, "Charlot" (1889-1977) y Mario Moreno, "Cantinflas" (1911-1993), quienes gracias a dos películas, -y que forman parte de mi lista de favoritas- hicieron una particular y muy peculiar aportación del Humor a la Humanidad, denunciando los errores -y horrores- que podían llevar a la extinción de ella misma, invocando por medio de la atención que podían generar sus figuras, la necesaria reflexión que a veces creemos alejada del mundo del Humor.

Esto por si mismo bastaría para comprobar definitivamente que mucho más que un des estresante de las penas de la vida, el Humor es una de las formas más altas de inteligencia, y una cualidad que nos hace verdaderamente humanos, pues somos los únicos seres del universo conocido que podemos darnos el gusto de reír y reflexionar gracias a que tenemos al Humor.

"El Gran Dictador"

Cronológicamente, el primero que hace el discurso es Charles Chaplin, por medio de su película el "Gran Dictador", de 1940, un filme donde se denuncia por medio de la burla (¿imitación?) y ridiculización al régimen de Adolf Hitler y los nazis en Alemania y que había generado en 1939 la II Guerra Mundial. Chaplin tuvo que hacer la película totalmente sólo, ya que en los EEUU muchos eran "pacifistas" (o sea no buscarse problemas con la Alemania nazi, no importa cuanto agrediera ella) y también muchos eran Aislacionistas: la violenta política racista y de guerra que habían hecho los nazis en Europa no les interesaba porque no afectaba directamente a Norteamérica.


Con todo y eso, la película se hizo y fue un gran éxito. Por supuesto fue prohibida en Alemania, y en los aliados de ésta: Italia y Japón. Y por si fuera poco en la España de Franco, la película no se estrenó hasta que ese dictador murió en 1975. La burla a Hitler es total, cada detalle magistralmente destacado desnuda la brutalidad y el abuso del poder por medio del Humor y al final de la película, el humorista que ha hecho reír a lo largo del filme con cara seria y dramática dice en un discurso el del alegato más pacifista y democrático que quizá ningún político o militar de ese momento haya pronunciado. Y lo mejor: sirvió para darle aliento y esperanza a los que luchaban contra la agresión y la tiranía nazi, por eso en Inglaterra, cuando la película llegó fue el mayor "apoyo" que encontraron justamente cuando la aviación germana (La Luftwaffe) bombardeaba la isla británica.

Aquí tenemos una versión subtitula al español:

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Y aquí tenemos la transcripción del discurso, que vale la pena analizar muy bien:

"Yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera
posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a
los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no
hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay
sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres.

Lo siento.

Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.

Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a
nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad.
Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos.
Pensamos demasiado, sentimos muy poco.

Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.

Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los
aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de
estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a
todos nosotros.

Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.

El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.

¡Soldados!

No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.

Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.

Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.

¡Soldados!

No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El capítulo 17 de San Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.

¡Luchemos por el mundo de la razón!

Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos
a la felicidad.

¡Soldados!

En nombre de la democracia, ¡debemos unirnos todos!"

En su momento, estas palabras fueron calificadas por muchos de "comunistas" (¿?) a pesar que nunca se habla de lucha de clases y se cita al Evangelio de San Lucas. Eso sólo buscaba descalificar la valía e importancia del mensaje de Chaplin, pues eran años dónde se pensaba que sólo los judíos y comunistas eran los únicos enemigos acérrimos -y naturales- del nazismo y que en definitiva ese no era un problema de la humanidad.

Pero el tiempo y la misma Historia se encargaron de darle la razón a Chaplin. El nazismo demostró su lado horrible al mundo y el peligro que representaba para toda la humanidad, y en efecto, si bien nunca se comprobó que Chaplin fuera judío o comunista, el demsotró con su ejemplo y sus palabras que no era necesario pertenecer a un determinado tipo de raza, cultura religiosa o ideología para oponerse al nazismo, para oponerse a lo terminó convirtiéndose en el siglo XX en la encarnación del mal, y en todo lo que con nuestro progreso y desarrollo NUNCA JAMAS debemos ser.

Esas palabras me llegaron al alma cuando las vi y escuche por primera vez. Su impacto fue enorme a pesar que la II guerra mundial había terminado 40 años atrás, y como historiador puedo decir que el aporte de Chaplin permitió crear una nueva conciencia en el cine, concretamente en el campo del humor, enseñando y demostrando que no era en sí mismo una cosa vacía, que la risa además de hacernos disfrutar podía invitarnos a reflexionar, que tras la carcajada podíamos analizar el por qué nos (o por qué debíamos) reíamos, sobretodo si tenía que ver con el poder, la sociedad y el hombre mismo.

Definitivamente esta fue la primera victoria del Humor (con su sátira, su humor negro, su parodia y su cómica) sobre la tiranía, pero ahora en el celuloide, en el llamado "séptimo arte". La vieja batalla iniciada con la pluma y el pergamino, seguía su curso pero ahora con nueva tecnología. Chaplin fue el pionero que abrió el camino. Pronto otros más lo seguirían...

En la próxima entrada, seguiremos con "Cantinflas" y una conclusiones de la importancia del Humor en la Historia y en mi humilde caso particular.

Gracias por leerme

Dantesol

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiado bueno!!

Pero Cantinflas era bastante conservador... y Chaplin, esa izquierda rica... pero ambos pudieron dar con el punto medio: LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA Y LA LIBERTAD INDIVIDUAL: BANDERA DE LA DERECHA LIBERAL. Duèlale a quièn le duela!

Daniel Terán-Solano (Dantesol) dijo...

No sé que tanto sea un patrimonio exclusivo de la derecha liberal lo de la Dignidad humana, pues creo que es compartido tanto por el humanismo cristiano como el humanismo marxista y las demás ideologías, excepto los totalitarismos. Lo de la libertad individual sí es cierto, pero no debe exaltarse como un valor único e incompatible con otros: así como la "ciencia sin conciencia es ruina del alma", la libertad individual como algo solo y sin la igualdad o la justicia, es un anti valor: egoísmo y privilegio, que a la larga puede generar o anarquía o tiranía.