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sábado, 30 de noviembre de 2013

"Amor mío"


Sadel cantando "Amor mío"

Han sido subido a la página YouTube un maravilloso vídeo del gran Alfredo Sadel cantando el bolero "Amor mío" del afamado compositor mexicano Álvaro Carrillo (autor de otros temas como: Sabor a mi, Luz de Luna y Sabrá Dios)


Alvaro carrillo.jpg
El compositor mexicano Álvaro Carrillo, 1919-1969

Cartel de la película "El Ratón", 1956-57


La escena en cuestión se debe a la película "El Ratón", filmada en México en 1956, y estrenada en 1957, donde nuestro cantante venezolano actúo junto al famoso boxeador azteca Raúl Macías, apodado a la sazón el "Ratón" y la polifacética actriz mexicana Anabel Gutiérrez.

Sadel con Anabel Gutiérrez


Durante todo el film, Sadel lució sus dotes de galán y de gran cantante, llevando una muy buena química con su compañera Anabel Gutiérrez.

Cartel de la película en donde vemos a la derecha,
arriba, dibujado el rostro de Sadel



Por ser poco usual el ver vídeos de la época dorada de nuestro gran Sadel, compartimos este peculiar regalo con ustedes en esta página que le rinde gloria y homenaje eterno al que siempre fue el Tenor Favorito de Venezuela.

Disfrútenlo:



Aquí la letra de esta canción:

Amor mío, tu rostro querido
no sabe guardar
secretos de amor;
ya me dijo que estoy en la gloria
de tu intimidad.
No hace falta decir que me quieres,
no me vuelvas loco con esa verdad.
No lo digas, no me hagas que llore de felicidad.

¡Cuánta envidia se va a despertar!
¡Cuántos ojos nos van a mirar!
La alegría de todas mis horas
prefiero pasarlas en la intimidad.
Olvidaba decir que te amo
con todas la fuerzas
que el alma me da.
Quien no ha amado,
que no diga nunca
que vivió jamás.

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¡¡¡Gracias por leerme!!!

Dantesol

miércoles, 30 de octubre de 2013

"Aunque llegues a odiarme" Bolero cantado por Alfredo Sadel




No es común conseguir vídeos de Alfredo Sadel, el gran cantante venezolano del siglo XX, cantando en su época de oro, (los años '50) sin embargo hemos podido encontrar en la página de vídeos YouTube una pieza, que desde mi punto de vista, es un documento histórico musical digno de compartir. 


Se trata de un breve momento de Sadel en la película mexicana "El Ratón" de 1956, donde tiene una participación destacada y en donde por supuesto canta. Aquí lo vemos entonces interpretando el bolero "Aunque llegues a odiarme" del compositor mexicano Vicente Garrido, cuya letra aquí compartimos:

He querido ser bueno
Y olvidar el pasado;
He querido ser noble
Y no desearte mal.

Pero ya no es posible
Seguir en el engaño,
Callando mis rencores,
Fingiendo estar conforme,
Cuando no es la verdad...

¡Que te nieguen cariño,
Que no te den consuelo!
Y no encuentres la dicha
Que tu amor me negó.

Que sientas mi recuerdo,
Como un remordimiento;

Aunque llegues a odiarme…
Con el mismo coraje
Con que te quiero yo.
[Publicado en el libro “Tonadas y quimeras” (Ediciones Castillo, México, 2002) del mismo autor]


El compositor mexicano Vicente Garrido, 1924-2003




Y finalmente he aquí el vídeo:



¡¡¡Gracias por leerme!!! (Y escuchar a Sadel)

Dantesol


martes, 20 de agosto de 2013

Algunos consejos a la hora de escribir seriamente (selección) parte 2 y última

Aquí concluimos esta selección de escritos de importantes autores, explicando con sus propias palabras, lo que consideraban que eran las mejores recomendaciones para escribir. Aquí se seleccionan dos textos de los que se podrían considerar los colosos del cuento o relato corto hispanoamericano, los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar



JORGE LUIS BORGES:


Jorge Luis Borges (1889-1986)

"En una página bien escrita, todas las palabras deben mirar hacia el mismo lado"

"El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que tienen la desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas; intercalar en un relato rasgos circunstanciales, exigidos ahora por el lector; simular pequeñas incertidumbres; narrar los hechos (esto lo aprendí en Kipling y en las sagas de Islandia) como si no los entendiera del todo; recordar que las normas anteriores no son obligaciones y que el tiempo se encargará de abolirlas".

"En la evolución de un escritor podemos distinguir cuatro momentos. En el primero el escritor, aún indiferenciado, es casi cualquier hombre; su voz, menos individual que genérica, es la de todos. En el segundo el escritor ha elegido un maestro; lo confunde con la literatura y minuciosamente lo copia, porque entiende que apartarse de él en un punto es apartarse de la ortodoxia y de la razón. En el tercero, que no todos alcanzan, el escritor se encuentra consigo mismo, como en ciertas ficciones orientales, célticas o germánicas. Encuentra su cara, su voz.

Hay un cuarto momento que yo no he alcanzado, que muy pocos alcanzan. En el primero, lo repito, el escritor es todos; en el segundo, es otro; en el tercero, es él; en el cuarto, es otra vez todos, pero con plenitud. Así los buenos versos de Shakespeareson manifiestamente de Shakespeare, pero los mejores, los eternos, ya no son de él. Tienen la virtud de parecer de cualquier hombre, de cualquier país. Digo lo mismo de este verso de Wally Zenner, "Morir de ti, espléndida y desnuda...", que ya no es sólo de ella sino de todas las enamoradas que fueron, que son, que serán".

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JULIO CORTÁZAR:

Julio Cortázar (1914-1984)


"Puesto que voy a ocuparme de algunos aspectos del cuento como género literario, y es posible que algunas de mis ideas sorprendan o choquen a quienes las lean, me parece de una elemental honradez definir el tipo de narración que me interesa, señalando mi especial manera de entender el mundo."

"Casi todos los cuentos que he escrito pertenecen al género llamado fantástico por falta de mejor nombre, y se oponen a ese falso realismo que consiste en creer que todas las cosas pueden describirse y explicarse como lo daba por sentado el optimismo filosófico y científico del siglo XVIII, es decir, dentro de un mundo regido más o menos armoniosamente por un sistema de leyes, de principios, de relaciones de causa y efecto, de psicologías definidas, de geografía bien cartografiadas. En mi caso, la sospecha de otro orden más secreto y menos comunicable, y el fecundo descubrimiento de Alfred Jarry, para quien el verdadero estudio de la realidad no residía en las leyes sino en las excepciones a esas leyes, han sido algunos de los principios orientadores de mi búsqueda personal de una literatura al margen de todo realismo demasiado ingenuo. Por eso, si en las ideas que siguen encuentran ustedes una predilección por todo lo que en el cuento es excepcional, trátese de los temas o incluso de las formas expresivas, creo que esta presentación de mi propia manera de entender el mundo explicará mi toma de posesión y mi enfoque del problema. En último extremo podrá decirse que solo he hablado del cuento tal y como yo lo practico. Y sin embargo, no creo que sea así. Tengo la certidumbre de que existen ciertas constantes, ciertos valores que se aplican a todos los cuentos, fantásticos o realistas, dramáticos o humorísticos. Y pienso que tal vez sea posible mostrar aquí esos elementos invariables que dan a un buen cuento su atmósfera peculiar y su calidad de obra de arte."

"La oportunidad de cambiar ideas acerca del cuento me interesa por diversas razones. Vivo en un país -Francia- donde este género tiene poca vigencia, aunque en los últimos años se nota entre escritores y lectores un interés creciente por esa forma de expresión. De todos modos, mientras los críticos siguen acumulando teorías y manteniendo enconadas polémicas acerca de la novela, casi nadie se interesa por la problemática del cuento. Vivir como cuentista en un país donde esta forma expresiva es un producto casi exótico, obliga forzosamente a buscar en otras literaturas el alimento que allí falta. Poco a poco, en sus textos originales o mediante traducciones, uno va acumulando casi rencorosamente una enorme cantidad de cuentos del pasado y del presente, y llega el día en que puede hacer un balance, intentar una aproximación valorativa a ese género de tan difícil definición, tan huidizo en sus múltiples y antagónicos aspectos, y en última instancia tan secreto y replegado en sí mismo, caracol del lenguaje, hermano misterioso de la poesía en otra dimensión del tiempo literario."

"Pero además de ese alto en el camino que todo escritor debe hacer en algún momento de su labor, hablar del cuento tiene un interés especial para nosotros, puesto que casi todos los países americanos de lengua española le están dando al cuento una importancia excepcional, que jamás había tenido en otros países latinos como Francia o España. Entre nosotros, como es natural en las literaturas jóvenes, la creación espontánea precede casi siempre al examen crítico, y está bien que así sea. Nadie puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de conocer sus leyes. En primer lugar, no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura a ese género tan poco incasillable; en segundo lugar los teóricos y los críticos no tienen por qué ser los cuentistas mismos, y es natural que aquellos sólo entren en escena cuando exista ya un acervo, un acopio de literatura que permita indagar y esclarecer su desarrollo y sus cualidades."

"En América, tanto en Cuba como en México o Chile o Argentina, una gran cantidad de cuentistas trabaja desde comienzos de siglo, sin conocerse entre sí, descubriéndose a veces de manera casi póstuma. Frente a ese panorama sin coherencia suficiente, en el que pocos conocen a fondo la labor de los demás, creo que es útil hablar del cuento por encima de las particularidades nacionales e internacionales, porque es un género que entre nosotros tiene una importancia y una vitalidad que crecen de día en día. Alguna vez se harán las antologías definitivas -como las hacen los países anglosajones, por ejemplo- y se sabrá hasta dónde hemos sido capaces de llegar. Por el momento no me parece inútil hablar del cuento en abstracto, como género literario. Si nos hacemos una idea convincente de esa forma de expresión literaria, ella podrá contribuir a establecer una escala de valores para esa antología ideal que está por hacerse. Hay demasiada confusión, demasiados malentendidos en este terreno. Mientras los cuentistas siguen adelante su tarea, ya es tiempo de hablar de esa tarea en sí misma, al margen de las personas y de las nacionalidades."

"Es preciso llegar a tener una idea viva de lo que es el cuento, y eso es siempre difícil en la medida en que las ideas tienden a lo abstracto, a desvitalizar su contenido, mientras que a su vez la vida rechaza angustiada ese lazo que quiere echarle la conceptualización para fijarla y categorizarla. Pero si no tenemos una idea viva de lo que es el cuento habremos perdido el tiempo, porque un cuento, en última instancia, se mueve en ese plano del hombre donde la vida y la expresión escrita de esa vida libran una batalla fraternal, si se me permite el término; y el resultado de esa batalla es el cuento mismo, una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada, algo así como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia. Sólo con imágenes se puede trasmitir esa alquimia secreta que explica la profunda resonancia que un gran cuento tiene entre nosotros, y que explica también por qué hay muchos cuentos verdaderamente grandes."

"Para entender el carácter peculiar del cuento se le suele comparara con la novela, género mucho más popular y sobre el cual abundan las preceptivas. Se señala, por ejemplo, que la novela se desarrolla en el papel, y por lo tanto en el tiempo de la lectura, sin otro límite que el agotamiento de la materia novelada; por su parte, el cuento parte de la noción de límite, y en primer término de límite físico, al punto que en Francia, cuando un cuento excede las veinte páginas, toma ya el nombre de nouvelle, género a caballo entre el cuento y la novela propiamente dicha. En ese sentido, la novela y el cuento se dejan comparar analógicamente con el cine y la fotografía, en la medida en que una película es en principio un "orden abierto", novelesco, mientras que una fotografía lograda presupone una ceñida limitación previa, impuesta en parte por el reducido campo que abarca la cámara y por la forma en que el fotógrafo utiliza estéticamente esa limitación. No sé si ustedes han oído hablar de su arte a un fotógrafo profesional; a mí siempre me ha sorprendido el que se exprese tal como podría hacerlo un cuentista en muchos aspectos. Fotógrafos de la calidad de un Cartier-Bresson o de un Brasai definen su arte como una aparente paradoja: la de recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de manera tal que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia, como una visión dinámica que trasciende espiritualmente el campo abarcado por la cámara. Mientras en el cine, como en la novela, la captación de esa realidad más amplia y multiforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el "clímax" de la obra, en una fotografía o en un cuento de gran calidad se procede inversamente, es decir que el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que sean significativos, que no solamente valgan por sí mismos, sino que sean capaces de actuar en el espectador o en el lector como una especie de apertura, de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad hacia algo que va mucha más allá de la anécdota visual o literaria contenidas en la foto o en el cuento."

"Un escritor argentino, muy amigo del boxeo, me decía que en ese combate que se entabla entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out. Es cierto, en la medida en que la novela acumula progresivamente sus efectos en el lector, mientras que un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases. No se entienda esto demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces cuando, en realidad, están minando ya las resistencias más sólidas del adversario. Tomen ustedes cualquier gran cuento que prefieran, y analicen su primera página. Me sorprendería que encontraran elementos gratuitos, meramente decorativos. El cuentista sabe que no puede proceder acumulativamente, que no tiene por aliado al tiempo; su único recurso es trabajar en profundidad, verticalmente, sea hacia arriba o hacia abajo del espacio literario. Y esto, que así expresado parece una metáfora, expresa sin embargo lo esencial del método. El tiempo del cuento y el espacio del cuento tienen que estar como condenados, sometidos a una alta presión espiritual y formal para provocar esa "apertura" a que me refería antes. Basta preguntarse por qué un determinado cuento es malo. No es malo por el tema, porque en literatura no hay temas buenos ni temas malos, solamente hay un buen o un mal tratamiento del tema. Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o un Franz Kafka. Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o las primeras escenas. Y así podemos adelantar ya que las nociones de significación, de intensidad y de tensión han de permitirnos, como se verá, acercarnos mejor a la estructura misma del cuento."

"Decíamos que el cuentista trabaja con un material que calificamos de significativo. El elemento significativo del cuento parecería residir principalmente en su tema, en el hecho de escoger un acaecimiento real o fingido que posea esa misteriosa propiedad de irradiar algo más allá de sí mismo, al punto que un vulgar episodio doméstico, como ocurre en tantos admirables relatos de una Katherine Mansfield o un Sherwood Anderson, se convierta en el resumen implacable de una cierta condición humana, o en el símbolo quemante de un orden social o histórico. Un cuento es significativo cuando quiebra sus propios límites con esa explosión de energía espiritual que ilumina bruscamente algo que va mucho más allá de la pequeña y a veces miserable anécdota que cuenta. Pienso, por ejemplo, en el tema de la mayoría de los admirables relatos de Antón Chejov. ¿Qué hay allí que no sea tristemente cotidiano, mediocre, muchas veces conformista o inútilmente rebelde? Lo que se cuenta en esos relatos es casi lo que de niños, en las aburridas tertulias que debíamos compartir con los mayores, escuchábamos contar a los abuelos o a las tías; la pequeña, insignificante crónica familiar de ambiciones frustradas, de modestos dramas locales, de angustias a la medida de una sala, de un piano, de un té con dulces. Y, sin embargo, los cuentos de Katherine Mansfield, de Chéjov, son significativos, algo estalla en ellos mientras los leemos y nos proponen una especie de ruptura de lo cotidiano que va mucho más allá de la anécdota reseñada."

"Ustedes se han dado ya cuenta de que esa significación misteriosa no reside solamente en el tema del cuento, porque en verdad la mayoría de los malos cuentos que todos hemos leído contienen episodios similares a los que tratan los autores nombrados. La idea de significación no puede tener sentido si no la relacionamos con las de intensidad y de tensión, que ya no se refieren solamente al tema sino al tratamiento literario de ese tema, a la técnica empleada para desarrollar el tema. Y es aquí donde, bruscamente, se produce el deslinde entre el buen y el mal cuentista. Por eso habremos de detenernos con todo el cuidado posible en esta encrucijada, para tratar de entender un poco más esa extraña forma de vida que es un cuento logrado, y ver por qué está vivo mientras otros, que aparentemente se le parecen, no son más que tinta sobre papel, alimento para el olvido."

"Miremos la cosa desde el ángulo del cuentista y en este caso, obligadamente, desde mi propia versión del asunto. Un cuentista es un hombre que de pronto, rodeado de la inmensa algarabía del mundo, comprometido en mayor o en menor grado con la realidad histórica que lo contiene, escoge un determinado tema y hace con él un cuento. Este escoger un tema no tan es sencillo. A veces el cuentista escoge, y otras veces siente como si el tema se le impusiera irresistiblemente, lo empujara a escribirlo. En mi caso, la gran mayoría de mis cuentos fueron escritos -cómo decirlo- al margen de mi voluntad, por encima o por debajo de mi consciencia razonante, como si yo no fuera más que un médium por el cual pasaba y se manifestaba una fuerza ajena. Pero eso, que puede depender del temperamento de cada uno, no altera el hecho esencial, y es que en un momento dado hay tema, ya sea inventado o escogido voluntariamente, o extrañamente impuesto desde un plano donde nada es definible. Hay tema, repito, y ese tema va a volverse cuento. Antes que ello ocurra, ¿qué podemos decir del tema en sí? ¿Por qué ese tema y no otro? ¿Qué razones mueven consciente o inconscientemente al cuentista a escoger un determinado tema?"

"A mí me parece que el tema del que saldrá un buen cuento es siempre excepcional, pero no quiero decir con esto que un tema deba de ser extraordinario, fuera de lo común, misterioso o insólito. Muy al contrario, puede tratarse de una anécdota perfectamente trivial y cotidiana. Lo excepcional reside en una cualidad parecida a la del imán; un buen tema atrae todo un sistema de relaciones conexas, coagula en el autor, y más tarde en el lector, una inmensa cantidad de nociones, entrevisiones, sentimientos y hasta ideas que flotan virtualmente en su memoria o su sensibilidad; un buen tema es como un sol, un astro en torno al cual gira un sistema planetario del que muchas veces no se tenía consciencia hasta que el cuentista, astrónomo de palabras, nos revela su existencia. O bien, para ser más modestos y más actuales a la vez, un buen tema tiene algo de sistema atómico, de núcleo en torno al cual giran los electrones; y todo eso, al fin y al cabo, ¿no es ya como una proposición de vida, una dinámica que nos insta a salir de nosotros mismos y a entrar en un sistema de relaciones más complejo y hermosos?"

"Muchas veces me he preguntado cuál es la virtud de ciertos cuentos inolvidables. En el momento los leímos junto con muchos otros, que incluso podían ser de los mismos autores. Y he aquí que los años han pasado, y hemos vivido y olvidado tanto. Pero esos pequeños, insignificantes cuentos, esos granos de arena en el inmenso mar de la literatura, siguen ahí, latiendo en nosotros. ¿No es verdad que cada uno tiene su colección de cuentos? Yo tengo la mía, y podría dar algunos nombres. Tengo William Wilson de Edgar A. Poe; tengo Bola de sebo de Guy de Maupassant. Los pequeños planetas giran y giran: ahí está Un recuerdo de Navidad de Truman Capote; Tlön, Uqbar, Orbis Tertius de Jorge Luis Borges; Un sueño realizado de Juan Carlos Onetti;La muerte de Iván Ilich, de Tolstoi; Cincuenta de los grandes, de Hemingway; Los soñadores, de Izak Dinesen, y así podría seguir y seguir... Ya habrán advertido ustedes que no todos esos cuentos son obligatoriamente de antología. ¿Por qué perduran en la memoria? Piensen en los cuentos que no han podido olvidar y verán que todos ellos tienen la misma característica: son aglutinantes de una realidad infinitamente más vasta que la de su mera anécdota, y por eso han influido en nosotros con una fuerza que no haría sospechar la modestia de su contenido aparente, la brevedad de su texto. Y ese hombre que en un determinado momento elige un tema y hace con él un cuento será un gran cuentista si su elección contiene -a veces sin que él lo sepa conscientemente- esa fabulosa apertura de lo pequeño hacia lo grande, de lo individual y circunscrito a la esencia misma de la condición humana. Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá en nosotros, dará su sombra en nuestra memoria."

"Sin embargo, hay que aclarar mejor esta noción de temas significativos. Un mismo tema puede ser profundamente significativo para un escritor, y anodino para otro; un mismo tema despertará enormes resonancias en un lector, y dejará indiferente a otro. En suma, puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o absolutamente insignificantes. Lo que hay es una alianza misteriosa y compleja entre cierto escritor y cierto tema en un momento dado, así como la misma alianza podrá darse luego entre ciertos cuentos y ciertos lectores. Por eso, cuando decimos que un tema es significativo, como en el caso de los cuentos de Chejov, esa significación se ve determinada en cierta medida por algo que está fuera del tema en sí, por algo que está antes y después del tema. Lo que está antes es el escritor, con su carga de valores humanos y literarios, con su voluntad de hacer una obra que tenga un sentido; lo que está después es el tratamiento literario del tema, la forma en que el cuentista, frente a su tema, lo ataca y sitúa verbal y estilísticamente, lo estructura en forma de cuento, y lo proyecta en último término hacia algo que excede el cuento mismo. Aquí me parece oportuno mencionar un hecho que me ocurre con frecuencia, y que otros cuentistas amigos conocen tan bien como yo."

"Es habitual que en el curso de una conversación, alguien cuente un episodio divertido o conmovedor o extraño, y que dirigiéndose luego al cuentista presente le diga: "Ahí tienes un tema formidable para un cuento; te lo regalo." A mí me han reglado en esa forma montones de temas, y siempre he contestado amablemente: "Muchas gracias", y jamás he escrito un cuento con ninguno de ellos. Sin embargo, cierta vez una amiga me contó distraídamente las aventuras de una criada suya en París. Mientras escuchaba su relato, sentí que eso podía llegar a ser un cuento. Para ella esos episodios no eran más que anécdotas curiosas; para mí, bruscamente, se cargaban de un sentido que iba mucho más allá de su simple y hasta vulgar contenido. Por eso, toda vez que me he preguntado: ¿Cómo distinguir entre un tema insignificante, por más divertido o emocionante que pueda ser, y otro significativo?, he respondido que el escritor es el primero en sufrir ese efecto indefinible pero avasallador de ciertos temas, y que precisamente por eso es un escritor. Así como para Marcel Proust el sabor de una magdalena mojada en el té abría bruscamente un inmenso abanico de recuerdos aparentemente olvidados, de manera análoga el escritor reacciona ante ciertos temas en la misma forma en que su cuento, más tarde, hará reaccionar al lector. Todo cuento está así predeterminado por el aura, por la fascinación irresistible que el tema crea en su creador."

"Llegamos así al fin de esta primera etapa del nacimiento de un cuento, y tocamos el umbral de su creación propiamente dicha. He aquí al cuentista, que ha escogido un tema valiéndose de esas sutiles antenas que le permiten reconocer los elementos que luego habrán de convertirse en obra de arte. El cuentista está frente a su tema, frente a ese embrión que ya es vida, pero que no ha adquirido todavía su forma definitiva. Para él ese tema tiene sentido, tiene significación. Pero si todo se redujera a eso, de poco serviría; ahora, como último término del proceso, como juez implacable, está esperando al lector, el eslabón final del proceso creador, el cumplimiento o fracaso del ciclo. Y es entonces que el cuento tiene que nacer puente, tiene que nacer pasaje, tiene que dar el salto que proyecte la significación inicial, descubierta por el autor, a ese extremo más pasivo y menos vigilante y muchas veces hasta indiferente que se llama lector. Los cuentistas inexpertos suelen caer en la ilusión de imaginar que les basta escribir lisa y llanamente un tema que los ha conmovido, para conmover a su turno a los lectores. Incurren en la ingenuidad de aquel que encuentra bellísimo a su hijo, y da por supuesto que todos los demás lo ven igualmente bello. Con el tiempo, con los fracasos, el cuentista capaz de superar esa primera etapa ingenua, aprende que en la literatura no bastan las buenas intenciones. Descubre que para volver a crear en el lector esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre muchas otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo, que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver a conectarlo con sus circunstancias de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa."

"Y la única forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den su forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable, lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial. Lo que llamo intensidad en un cuento consiste en la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige. Ninguno de ustedes habrá olvidado El barril de amontillado, de Edgar A. Poe. Lo extraordinario de este cuento es la brusca prescindencia de toda descripción de ambiente. A la tercera o cuarta frase estamos en el corazón del drama, asistiendo al cumplimiento implacable de una venganza. Los asesinos, de Hemingway, es otro ejemplo de intensidad obtenida mediante la eliminación de todo lo que no converja esencialmente al drama. Pero pensemos ahora en los cuentos de Joseph Conrad, de D. H. Lawrence, de Kafka. En ellos, con modalidades típicas de cada uno, la intensidad es de otro orden, y yo prefiero darle el nombre de tensión. Es una intensidad que se ejerce en la manera con que el autor nos va acercando lentamente a lo contado. Todavía estamos muy lejos de saber lo que va a ocurrir en el cuento, y sin embargo no podemos sustraernos a su atmósfera. En el caso de El barril de amontillado y de Los asesinos, los hechos despojados de toda preparación saltan sobre nosotros y nos atrapan; en cambio, en un relato demorado y caudaloso de Henry James -La lección del maestro, por ejemplo- se siente de inmediato que los hechos en sí carecen de importancia, que todo está en las fuerzas que los desencadenaron, en la malla sutil que los precedió y los acompaña. Pero tanto la intensidad de la acción como la tensión interna del relato son el producto de lo que antes llamé el oficio de escritor, y es aquí donde nos vamos acercando al final de este paseo por el cuento."

"En mi país, y ahora en Cuba, he podido leer cuentos de los autores más variados: maduros o jóvenes, de la ciudad o del campo, entregados a la literatura por razones estéticas o por imperativos sociales del momento, comprometidos o no comprometidos. Pues bien, y aunque suene a perogrullada, tanto en la Argentina como aquí los buenos cuentos los están escribiendo quienes dominen el oficio en el sentido ya indicado. Un ejemplo argentino aclarará mejor esto. En nuestras provincias centrales y norteñas existe una larga tradición de cuentos orales, que los gauchos se transmiten de noche en torno al fogón, que los padres siguen contando a sus hijos, y que de golpe pasan por la pluma de un escritor regionalista y, en una abrumadora mayoría de casos, se convierten en pésimos cuentos. ¿Qué ha sucedido? Los relatos en sí son sabrosos, traducen y resumen la experiencia, el sentido del humor y el fatalismo del hombre de campo; algunos incluso se elevan a la dimensión trágica o poética. Cuando uno los escucha de boca de un viejo criollo, entre mate y mate, siente como una anulación del tiempo, y piensa que también los aedos griegos contaban así las hazañas de Aquiles para maravilla de pastores y viajeros. Pero en ese momento, cuando debería surgir un Homero que hiciese una Iliada o una Odisea de esa suma de tradiciones orales, en mi país surge un señor para quien la cultura de las ciudades es un signo de decadencia, para quien los cuentistas que todos amamos son estetas que escribieron para el mero deleite de clases sociales liquidadas, y ese señor entiende en cambio que para escribir un cuento lo único que hace falta es poner por escrito un relato tradicional, conservando todo lo posible el tono hablado, los giros campesinos, las incorrecciones gramaticales, eso que llaman el color local. No sé si esa manera de escribir cuentos populares se cultiva en Cuba; ojalá que no..."


Bueno, espero que sirva y sea de utilidad para cualquier potencial escritor.

¡¡¡Gracias por leerme y leerlos!!!

Dantesol

miércoles, 14 de agosto de 2013

Algunos consejos a la hora de escribir seriamente (selección)

A continuación comparto una selección de la opinión de una serie de famosos y reputados escritores, precisamente hablando sobre el arte de escribir, con la esperanza que le sean útiles a todos aquellos que se acerquen a este blog y puedan en algún momento aventurarse seriamente a escribir sus propias ideas y sueños. 




Diez mandamientos para escribir con estilo.
Por Friedrich Nietzsche.



"1. Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.

2. El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento.

3. Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir. Escribir debe ser sólo una imitación.

4. El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pues, inspirarse en una
forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho más apagado que su modelo.

5. La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar
todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la sucesión de los argumentos.

6. Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy larga
hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una afectación.

7. El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente.

8. Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.

9. El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa.

10. No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de nuestra sabiduría".

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Decálogo del perfecto cuentista.
Por Horacio Quiroga.



"I - Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo.

II - Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III - Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV - Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V - No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI - Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla.
Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII - No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII - Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX - No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X - No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento".

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Cartas a un joven novelista.
Por Mario Vargas Llosa.



"1. Sólo quien entra en literatura como se entra en religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser verdaderamente un escritor y escribir una obra que lo trascienda.

2. No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción.

3. La literatura es lo mejor que se ha inventado para defenderse contra el infortunio.

4. En toda ficción, aun en la de la imaginación más libérrima, es posible rastrear un punto de partida, una semilla íntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fraguó. Me atrevo a sostener que no hay excepciones a esta regla y que, por lo tanto, la invención químicamente pura no existe en el dominio literario.

5. La ficción es, por definición, una impostura -una realidad que no es y sin embargo finge serlo- y toda novela es una mentira que se hace pasar por verdad, una creación cuyo poder de persuasión depende exclusivamente del empleo eficaz de unas técnicas de ilusionismo y prestidigitación semejantes a las de los magos de los circos o teatros.

6. En esto consiste la autenticidad o sinceridad del novelista: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas.

7. El novelista que no escribe sobre aquello que en su fuero recóndito lo estimula y exige, y fríamente escoge asuntos o temas de una manera racional, porque piensa que de este modo alcanzará mejor el éxito, es inauténtico y lo más probable es que, por ello, sea también un mal novelista (aunque alcance el éxito: las listas de bestsellers están llenas de muy malos novelistas).

8. La mala novela que carece de poder de persuasión, o lo tiene muy débil, no nos convence de la verdad de la mentira que nos cuenta.

9. La historia que cuenta una novela puede ser incoherente, pero el lenguaje que la plasma debe ser coherente para que aquella incoherencia finja exitosamente ser genuina y vivir.

10. La sinceridad o insinceridad no es, en literatura, un asunto ético sino estético.

11. La literatura es puro artificio, pero la gran literatura consigue disimularlo y la mediocre lo delata.

12. Para contar por escrito una historia, todo novelista inventa a un narrador, su representante o plenipotenciario en la ficción, él mismo una ficción, pues, como los otros personajes a los que va a contar, está hecho de palabras y sólo vive por y para esa novela.

13. El de las novelas es un tiempo construido a partir del tiempo psicológico, no del cronológico, un tiempo subjetivo al que la artesanía del novelista da apariencia de objetividad, consiguiendo de este modo que su novela tome distancia y diferencie del mundo real.

14. Lo importante es saber que en toda novela hay un punto de vista espacial, otro temporal y otro de nivel de realidad, y que, aunque muchas veces no sea muy notorio, los tres son esencialmente autónomos, diferentes uno de otro, y que de la manera como ellos se armonizan y combinan resulta aquella coherencia interna que es el poder de persuasión de una novela.

15. Si un novelista, a la hora de contar una historia, no se impone ciertos límites (es decir, si no se resigna a esconder ciertos datos), la historia que cuenta no tendría principio ni fin".

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Consejos sobre el arte de escribir cuentos.
Por Roberto Bolaño.



"Como ya tengo 44 años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos.

1) Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.

2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.

3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.

4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.

5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.

6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.

7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

8) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.

9) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.

10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.

11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.

12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo".

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Decálogo del escritor.
Por Augusto Monterroso.



"Primero. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

Segundo. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

Tercero. En ninguna circunstancia olvides el célebre dictum: "En literatura no hay nada escrito".

Cuarto. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

Quinto. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

Sexto. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

Séptimo. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

Octavo. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

Noveno. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

Décimo. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

Undécimo. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

Duodécimo. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratara de tocarte el saco en la calle, ni te señalara con el dedo en el supermercado.


El autor da la opción al escritor, de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez"



Bueno, espero que les haya gustado. 

¡¡¡ÉXITO al ESCRIBIR!!! 

(Y gracias por leerme y leerlos)

Dantesol

miércoles, 31 de julio de 2013

Nuestro primer congreso profesional como historiador




Durante los pasados días 23, 24, 25 y 26 de julio en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara, se realizó el V Congreso Internacional de Ciencias Históricas, prestigioso evento promovido por la Fundación Buria, La Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado y la Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Sede Barquisiemeto al cual tuvimos el gusto y el honor de asistir en calidad de ponentes. Dicho evento es uno de los más destacados que se organizan en nuestro país y para esta ocasión logró congregar un total de 295 ponencias inscritas y aceptadas para participar, incluyendo las de historiadores e investigadores de las ciencias sociales provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Cuba, España (Canarias) Perú y México. Todo ello a pesar de la seria crisis que afecta a las Universidades Nacionales en el escenario del actual conflicto existente por motivos salariales y presupuestarios.


De izquierda a derecha el profesor Terán-Solano, el profesor Mendible,
el profesor López Saco y el profesor Straka

El área de Historia, correspondiente al Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, donde actualmente trabajo, participó en pleno con ponencias dictadas por sus principales miembros, a saber, el profesor Dr. Julio López Saco (Coordinador del Postgrado y director del Doctorado), el profesor Dr. Alejandro Mendible (Coordinador de la Maestría de Historia de América) y este servidor quien les escribe. También participó el profesor Dr. Tomás Straka, quién ha sido profesor invitado en el Doctorado en Historia.



El evento se inauguró en el Auditorio "Ambrosio Oropeza" de la Ciudad de Barquisimeto y perteneciente a la UCLA, el martes 23 de julio y en donde estuvieron presentes las autoridades rectorales y la directiva de la fundación Buría, (encabezada por el profesor Dr. Reinaldo Rojas) quienes luego de inaugurado el acto homenajearon la trayectoria académica de la historiadora merideña Edda Samudio, que recibió la placa "José Gil Fortoul".

Momento en el cual la profesora Samudio recibe su reconocimiento

Al día siguiente y hasta el viernes 26 de julio el Congreso se desarrolló en la sede del "Instituto Universitario Jesús Obrero"- IUJO de Barquisiimeto, perteneciente a la organización "Fe y Alegría", la cual ha sido una asidua y solidaria colaboradora con la Fundación Buria en la realización de los Congresos de Historia.



Posteriormente el día 26, en el edificio "José Manuel Vélaz" del IUJO, (que se ve debajo de estás líneas) nos correspondió dictar nuestra respectiva ponencia.




En lo que a nosotros respecta, los nervios fueron totales. Era mi primera vez en estas lides y tuve entre el público especialistas de las Ciencias Sociales de Venezuela, Colombia y Argentina como principales oyentes. Pero creemos sinceramente que "superamos la prueba" por los numerosos aplausos y comentarios en la ronda de preguntas. Mi ponencia se tituló: "200 años del 'Decreto' de Guerra a Muerte. Revisión y análisis de un episodio y un tiempo histórico olvidado". Se aprovechó el bicentenario de la Campaña Admirable, que sirvió de marco para este mismo Congreso, para analizar el conocido "decreto" de Bolívar, planteando entre otras cosas que el mismo no fue un decreto como tal sino una proclama, que dicho documento a pesar de ser tan conocido y repetido en nuestra historiografía y hasta en la educación, no se ha hondeado sobre los verdaderos motivos de su elaboración, que el mismo pudo ser el resultado de una delicada maniobra del flamante Libertador para reafirmar su liderazgo y autoridad y no únicamente una estrategia para hacer la guerra de independencia una lucha de tipo internacional y no de contienda civil como se venía desarrollando, desde al menos en 1811 cuando elementos como el regionalismo, la fuerte mentalidad religiosa de las masas y las tensiones sociales heredadas de la colonia, habían mostrado claros antecedentes de la "guerra a muerte" en episodios como la Insurrección de Valencia o incluso la campaña de Coro en el mismo año de 1810.


Leyendo mi ponencia

En el evento, nos tocó compartir y conocer mejor tanto en el plano académico como en el informal a historiadores como Tomás Straka, Catalina Banko, Edda Samudio, Reinaldo Rojas, Agustín Moreno Molina o Guillermo Guzmán, entre otros, todos profesores e investigadores de universidades como la UCV, ULA, la UCAB, y la UPEL-Barquisimeto. 

Con Reinaldo Rojas, Edda Samudio y Tomás Straka

Con Agustín Moreno, Guillermo Guzmán,
José de Paz y Tomás Straka

Con Tomás Straka, Catalina Banko y José de Paz Santos
  
Con Tomás Straka en un rato informal

Nuevamente con Reinaldo Rojas, Edda Samudio y Tomás Straka


Igualmente nos gustaría destacar que durante este mismo Congreso, tuvimos el gusto de conocer al gran intelectual venezolano por excelencia como es el filósofo José Manuel Briceño-Guerrero, quien dicto una conferencia magistral sobre "La Historia en el camino del ser y el decir latinoamericano", donde analizo muy acertadamente la importancia y la utilidad de la Ciencia histórica en nuestros tiempos, dentro del contexto cultural de Latinoamérica y cómo el rol del historiador está llamado en la era de globalización a cumplir nuevos destinos por los nuevos inquietantes pero también fascinantes retos de esta era.

Con José Manuel Briceño-Guerrero


La conferencia del filósofo Briceño-Guerrero

Finalmente el día 26 de julio en horas de la tarde el profesor Dr. Reinaldo Rojas y la directiva de la Fundación Buría, declararon concluido el evento, como todo un éxito. Desde ya se invitó a los presentes para el próximo congreso a celebrarse en esta misma ciudad larense y en las mismas instalaciones de IUJO en el año 2015.

Fue una experiencia fascinante que agradecemos mucho a Dios poder haber vivido, ya que nos mostró una imagen de la profesión histórica bien agradable, enriquecedora y muy interesante, que motiva para continuar adelante en esta disciplina. Esperamos, Dios mediante, que este sea el primero de muchos congresos y eventos académicos que como profesional de la Historia nos toque asistir y colaborar como ponentes. 

¡¡¡Gracias por leerme!!!

Dantesol



miércoles, 24 de julio de 2013

Sobre Simón Bolívar


A 230 AÑOS de su nacimiento, siento mucho pesar y vergüenza por Simón Bolívar y lo que han hecho con él.



Hoy su memoria se encuentra más manchada que nunca, mucho más que 1830. Quizás no hay en la Historia humana un personaje tan usado, manoseado y manipulado que él. En nuestra Historia es indiscutido como nuestro más grande prócer y figura nacional, pero precisamente tal gloria, encierra una terrible maldición: todos los van a usar para lo que sea, banalizando su nombre, y hasta irrespetándolo.

Durante el centenario del nacimiento de Bolívar (1883) Guzmán Blanco
se puso de primero sobre la imagen del Libertador

Guzmán Blanco, Castro, Gómez, López Contreras, Pérez Jiménez y hasta los adecos lo usaron para justificar sus gobiernos y considerarse "herederos" de su obra, así robaran, mataran, engañaran u oprimieran a los venezolanos. Sin embargo, lo que ha hecho Chávez y el chavismo con su nombre y figura, sencillamente ha roto todos los niveles: han llevado hasta el paroxismo más ridículo y vergonzoso la manipulación, haciendo que toda la simbología positiva que significa Bolívar para Venezuela desde muchos años antes, se convirtiera en una pieza más de debate político-partidista, de la polarización que nos divide y de la anomia que nos carcome como sociedad.



A partir de 1998 viene un político golpista -hoy ya fallecido- y sus seguidores, a secuestrar su imagen y su nombre, se autodenominan "bolivarianos", no porque lo sigan ni pretendan reivindicar exactamente su obra, sino para decir y dejar bien claro que "Bolívar es mío, no de ustedes". Y ¿qué hacen? Secuestran y parcelizan el símbolo de la unidad nacional por excelencia, destrozando, no sé si destruyendo a este personaje, banalizándolo, llevándolo al debate político actual y haciendo incluso que muchos venezolanos le rechacen, producto de la misma polarización que hay en el ambiente creado por ése mismo político golpista que en 1998 se hizo presidente gracias a los votos del pueblo. ¿Exageramos? Bueno, la banalización más horrible y ridícula del culto cívico bolivariano que se recuerde desde mi punto de vista persona, se hizo en este tiempo histórico: Un Simón Bolívar es la efigie principal de la Escuela de Samba "Villa Isabel", que con financiamiento de PDVSA pagó el capricho de Chávez de ver al Libertador en un Carnaval de Río ¿qué tiene que ver un prócer independentista venezolano con ésa celebración?. Nada, sólo complacer el capricho del fallecido Chávez y su obsesión de vincularse con Bolívar. O más bien al revés: que relacionaran a Bolívar con él.

"Bolívar" en el Sambódromo de Río, marzo de 2006

Así pues, por el capricho personalista de Hugo Chávez, la República terminó apellidándose Bolivariana, no por el Libertador en sí, sino por destacar que ahora gobernaban los "bolivarianos", o sea, los chavistas, se llamó una gran cantidad de instituciones y organismos con el mismo adjetivo: Fuerza Armada Nacional Bolivariana, Agencia Bolivariana de noticias, Bolivariana de Puertos, Policía Nacional Bolivariana, Bolivariana de seguros, etc., etc., etc. Aceptando que el Libertador fue un militar y se entiende su alusión en la FAN, se pregunta uno ¿qué tiene que ver Simón Bolívar con policías, seguros, puertos o noticias? Nada, sólo complacer los caprichos de alguien, que incluso llego a sostener que el prócer fue asesinado y por eso ordenó exhumar sus restos para complacer sus especulaciones y hasta mando a hacer una reconstrucción facial ajustada a su idea de cómo debió ser (más mestizo que blanco, pues tenía que parecer más al pueblo y no a las élites de entonces)


La exhumación de El Libertador (2010)

El Bolívar "chavista" (2012)

Y si no bastaran estos caprichos, pudimos ver desde que comenzaron los eventos conmemorativos del Bicentenario de nuestra Independencia como lenta pero progresivamente se fue vinculando cada vez más de una manera bien burda y grosera al nombre de Bolívar con Chávez y su gobierno, dándose casos absolutamente lamentables como las que aquí muestro...

En un kiosko de Caracas, se equipara a Bolívar con Jesucristo
y se incluye a Chávez con ellos. Blasfemia total

Este cuadro estuvo (o está) ubicado en una instalación
militar: El Batallón de la Guardia de Honor, al lado
del Palacio de Miraflores de Caracas

La foto la tomé yo mismo en la pasada Semana Santa:
está entre la esquina de San Francisco a
la de Sociedad, en la Av. Universidad, en Caracas

¡Casi que Bolívar es Socialista y más que éso, Chavista! Esto es algo grosero e inaudito que como ciudadano venezolano e historiador no puedo dejar de condenar de todas las formas posibles. Pero la banalización y manipulación seguirá si no hay cambios en la conducción del país por los que por ahora lo siguen gobernando: Si ya existen los Círculos bolivarianos que actuaron una vez como bandas armadass y de choque, también existen las llamadas Unidades de batalla electoral Bolívar, (UBEB) que usan toda la maquinaria del Estado para hacer campaña y amedrentar a los opositores en las votaciones, no tengo dudas que por caprichos del chavismo, pronto crearán una cerveza, un limpiador o incluso venderán un papel higiénico de nombre "Bolívar" hecho por el Estado, para que nuestro pueblo quede bien limpio y de forma patriota, ya que más nunca tendrá que recurrir a los productos de la oligarquía-burguesa criolla, que es golpista y apátrida, o a las empresas transnaciones capitalistas, siempre imperialistas... 

¿Hasta cuándo destrozaran nuestra Historia los caudillos de turno y sus huestes?

Lo siento mucho, Libertador, en verdad estoy muy avergonzado con lo que han hecho con tu nombre y tu memoria.

¡¡¡Gracias por leerme!!!

Dantesol

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Post scriptum: resulta que finalmente se creó la cerveza "bolivariana", aunque no exactamente por obra del gobierno chavista, pero sí por gente cercana a sus ideales en Europa (Ver aquí) Y además, existía en Perú un detergente con el nombre del Libertador. (Ver aquí ) Dios quiera que nadie invente el papel higiénico... (24 de julio de 2015)


jueves, 14 de marzo de 2013

¡HABEMUS PAPAM! (Y Latinoamericano)




A tan sólo dos días del Cónclave para la escogencia de un nuevo Papa, recibimos la grata noticia de la elección de un nuevo Pontífice vaticano, que para nuestra inmensa alegría resultó ser un latinoamericano, concretamente de Argentina. Se trata del Cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, de formación jesuita y que decidió llamarse “Francisco”, primer Papa que lleva el mismo nombre –y sorprendentemente nadie antes lo usó- del más famoso y popular santo católico: San Francisco de Asís. 



Su elección nos produce una gran felicidad porque parece reflejar que finalmente el Colegio cardenalicio dio muestras de entender las realidades de estos tiempos y se escogió un representante de la región más activa dentro del catolicismo y que alberga su mayor bastión de fieles: América Latina, tierra llamada por el ahora Beato Juan Pablo II como “El continente de la Esperanza”.



Así mismo no dudamos de calificar su llegada como de buen augurio ya que al escoger tan maravilloso y buen nombre, podría haber un paralelismo en su papel futuro con el que le diera en su momento Dios al Poverello de Asís, cuando le dijera: “Francisco: repara mi Iglesia”. 



Y precisamente el nuevo Pontífice podría ser la encarnación de la reparación integral de la Iglesia católica, tan golpeada por la crítica externa y los problemas internos en los últimos tiempos. Aún con su avanzada edad (76 años) confiamos que el Espíritu Santo le dará la fuerza y la iluminación necesaria para cumplir cabalmente con su labor y afrontar eficientemente los retos y desafíos que hay que atender. 

Aún es prematuro emitir algún juicio del nuevo Papa, pero su correcta formación intelectual y su forma de ser tranquila y humilde nos permite intuir que muy posiblemente el Papa Francisco será la voz de aquellos que han oprimidos y abandonados y también será el brazo de la renovación en la Iglesia y la recristianización del Mundo. A decir del gran humorista venezolano, Laureano Márquez, podríamos estar ante un extraordinario Pontífice, por lo tanto suscribimos plenamente sus palabras: “Creo que Francisco será un gran Papa...humildad franciscana, inteligencia  jesuita



¡Gracias por leerme!

Dantesol

Para leer más: