Tengo varios años que no realizo un balance del período anual que termina, y este último día de 2016 intentaré abordarlo pero de una manera diferente a lo anterior y de forma mucho más personal.
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sábado, 31 de diciembre de 2016
2016: Un balance personal
Tengo varios años que no realizo un balance del período anual que termina, y este último día de 2016 intentaré abordarlo pero de una manera diferente a lo anterior y de forma mucho más personal.
miércoles, 30 de noviembre de 2016
Entrevistado como una "personalidad"
Educador universitario de prestigiosas universidades venezolanas, Daniel Terán, con su humor e intelecto interesa día a día a estudiantes y agregados sobre historia.
Daniel Terán es profesor universitario que dicta o ha dictado clases e prestigiosas casas de estudio como la Simón Bolívar (USB), la Católica Andrés Bello (UCAB) y la Universidad Central de Venezuela (UCV). Licenciado en Historia y con varias especializaciones y en el proceso de adquirir un doctorado, Terán es el firme ejemplo del hombre humanístico que se niega a dejar de aprender y, sobretodo, de enseñar. Se considera optimista y escucharlo cinco minutos hablar es suficiente para confirmarlo.
Entre las distintas maneras de conocer a Terán, las más peculiares son, escuchar de él a través de estudiante que no lo conocen pero han escuchado sobre su dinámica de clase, o verlo en canales televisivos nacionales donde ha participado como historiador.
Su cubículo en la sala de profesores de la Escuela de Historia de la UCV está impregnado de su personalidad. Enciclopedias completas, estampas de sus santos, una bandera venezolana de siete estrellas, libros sobre historia y demás objetos que vuelven amena su estancia en el pequeño espacio que se le provee.
Daniel el historiador.
Cuando se trata de historia, la faceta profesoral de Daniel siempre está a flor de piel. Con más de quince años ejerciendo la docencia, conseguir temas de conversaciones enriquecedores con este hombre se da con facilidad. Ningún tema es banal o carece de importancia. Desde nimiedades tales como el origen del nombre de las hamburguesas hasta un profundo análisis crítico de la historia venezolana: todo temática puede ser discutido con el profesor Terán.
Pero este interés por la historia no vino de un momento a otro. Desde pequeño, a Terán le interesaron los temas históricos y políticos. Al pequeño niño no solo le llamaba la atención los dibujos que aparecían libros sino también su texto.
El primer evento histórico que recuerda Daniel es el bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (1983, cuando apenas tenía cinco años), conocido como el Libertador de la Gran Colombia. Este fue el catalizador para que se interesase por el contexto histórico del país.
Siente un gran interés por la figura del presidente Isaías Medina Angarita quien, en su opinión, el mejor presidente de nuestra historia ya que se dedicó a recuperar el país, la prosperidad material y divulgar valores democráticos.
El profesor Terán
Aunque Terán es un hombre que mide más de 1,80 m, es fornido y posee una espesa barba negra, muchas veces tiende a ser sinónimo de risa o hasta ternura entre sus estudiantes.
La primera experiencia de Terán como profesor fue dando clases a niños de sexto grado como suplente. Sin embargo, también disfrutó de dar clases a niños de primer grado aunque nunca se haya llevado bien con las matemáticas. Desde joven notó que sentía interés por educar a los demás. En varios años dio clases en distintos colegios y liceos metropolitanos. Actualmente, dicta distintas materias sobre historia en la UCAB, UCV y Universidad Monteávila.
Daniel es un profesor dinámico y que busca siempre mantener la atención de sus alumnos. Realiza entretenidos dibujos e ilustraciones en el pizarrón lo que por lo general logra captar el ojo despistado de sus estudiantes. Con un humor que a veces podría rallar en lo ofensivo, Terán se mete con sus estudiantes tanto dentro como fuera de las aulas de clase. “Creo que siempre notan que no lo hago con mala intención”, expresa tras contar varas anécdotas de su trato a estudiantes.
“Si por lo menos, son de familia portuguesa, les hablo en portugués. Si la persona es de piel oscura, le digo ‘señor Babalú’, ‘señor Changó’. Si un alumno tiene un gesto particular, me fijo en el, pero no burlándome, por supuesto”. Nuestra realidad es que el venezolano es chalequeador y tiene a sentirse en confianza cuando puede hacer bromas sin que los demás se sientan aludidos. “Mi intención es que los alumnos se sientan en confianza, y bajen un poco las tensiones previas con la materia que a veces puede verse como filtro”, explica en voz baja, ahora desde su aula de clases en la UCAB, mientras sus estudiantes presentan examen.
Su ojo crítico también ha evitado conseguir problemas con sus alumnos y es que la interacción con ellos tiende a ser su parte favorita de dar clases. “Me gustan las clases porque es un momento en el cual uno se despliega (…), sentirse a gusto con lo que uno sabe y el gusto de compartirlo”, explica con un rastro de sonrisa desde el otro lado del escritorio de la pequeña habitación.
Parece increíble el don que tiene Terán para impartir clases, y es difícil de pensar que alguien con tan buena habilidad para educar, en principio no haya pensado que podría trabajar en ello. “Yo quería ser investigador. Historia tiene dos perfiles: el investigador, que se traduce a los libros o el docente… y yo quería ser investigador (…), pero resulta que la vida me llevó a ser profesor y me gustó.”
Claro, eso no significa que solo se limite a ser profesor. Le encanta la idea de divulgar la historia, aunque no busque la fama o reconocimiento con ello. Al ser comparado con Carl Sagan, Terán ser ríe y admite que eso es una gran mentira. Poner al alcance un conocimiento que muchas veces tiende a estar fuera del alcance del ciudadano común, ya sea por desinterés o complejidad, el profesor Daniel sabe plasmar de manera aparentemente obvia y entretenida. “Dar clase es darle la oportunidad al que no sabe que sepa y al que esté equivocado, corregirlo”.
Daniel el pana
Con colegas que constantemente se van del país o se encuentran casados y con apretadas agendas, el círculo de amistades más cercano a Terán en estos momentos está conformado en su mayoría por ex alumnos.
“Yo trato de reducir la diferenciación (entre estudiante y alumno). Siempre va a existir. Tú decides si es una puerta cerrada o abierta. Uno va reproduciendo como profesor lo que a uno le gustó o no como docente y a mí siempre me gustaron los docentes cercanos a uno”.
El aparente prejuicio del profesor arrogante y el estudiante ignorante no es aplicable al profesor Terán, el hombre en eterna búsqueda de conocimiento y que lo consigue muchas veces en quienes le imparte la educación.
Sabiendo ya delimitar los espacios donde se debe respetar la relación profesor-estudiante y los de mayor flexibilidad, Daniel ha conseguido un equilibrio para poder disfrutar de su vida social al mismo tiempo que la laboral.
A pesar de todo el chalequeo que pueda aplicar Terán dentro o fuera del salón, jamás se podrá desligar de su faceta de profesor, siempre tratando de impartir conocimiento sobre temas importantes o triviales y siempre dispuesto a aprender de cualquier ocasión y/o persona.
Cuando se le pregunta cómo reacciona ante lo desconocido, lo piensa un poco antes de responder. “Cuando no conozco algo tiendo a ser prudente. Más que todo aplico el método científico: observo, intuyo, hago mis hipótesis y voy experimentando, a ver qué tal”. Cuando conoce a alguien, pasa por una edificación o una dificultad trata de apelar a sus conocimientos anteriores. “También, como soy un hombre de fe, me encomiendo a que todo lo conocido sea ganancia, que genere aprendizaje, sea positivo”.
Otro detalle de interés de este peculiar historiador es su afición por las redes sociales. Su favorita, Facebook, le permite mantener una relación cercana con sus estudiantes al tiempo que les permite un medio de comunicación e información bastante práctico y preciso.”Al principio no entendía lo del muro… pensé que era un lugar de Caracas al que acudían los muchachos”, expresa con humor. “me parecen primordiales esas características de inmediatez y penetrabilidad, sobretodo en cuanto al factor informacional”.
Una faceta del profesor que le encanta compartir con sus amistades es su amor por la comida. Siempre busca momentos para salir a almorzar u organizar comidas especiales entre amigos. “No soy tomador, me gusta reunirme a comer y compartir con la gente que te agrada”. Tiene vasto conocimiento sobre los mejores restaurantes de la ciudad y no teme gastar dinero en ello. Ama el refresco con mucha azúcar y calorías y piensa que no hay nada mejor que una buena hamburguesa…como las de las 3G, cerca de Ciudad Universitaria, por la plaza de Las Tres Gracias.
La trascendencia de Terán
Ahora, a pesar de tener varias publicaciones editoriales, tales como la de su participación en el bicentenario de la Carta de Jamaica escrita por Simón Bolívar o las variadas invitaciones que ha tenido en canales televisivos como Globovisión o Venevisión donde ha opinado sobre temas históricos y políticos, Daniel Terán no parece estar demasiado interesado en obtener fama o reconocimiento social.
Como mucho, tener el reconocimiento de sus colegas, el cual siempre es deseado por los profesionales de cualquier área. “La lógica de los mass media de esta época se caracteriza porque el que es famoso no es por su virtud sino sus vicios y yo, sinceramente no creo ser una persona famosa o reconocida”.
Solo le interesa poder difundir el conocimiento a través de estos medios y que puedan llegar a aquellos que no sabían al respecto de tratada información y para poder compartir sapiencias con colegas y amistades, para contribuir al debate y la creación de conocimientos.
Sin embargo, si mostró cierto interés por la divulgación de la historia venezolana, ya que siente la necesidad de traducir o simplificar el conocimiento más especializado a un lenguaje más simple y fácil de entender por el ciudadano común o por los estudiantes de primeros semestres que carecen de las bases necesarias para sacar adelante un debate verdadera e intelectualmente enriquecedor para todos.
Humor negro, gran intelecto, religioso pero con pocos prejuicios, Daniel Terán es un personaje muy peculiar porque no es ni el profesor, historiador o amigo común. No busca trascendencia y, sin embargo, ha logrado brillar en pocos años de experiencia como profesor universitario por encima de sus colegas. Es imposible no triangular estos tres aspectos de su vida (amistades, su carrera, su profesión) ya que son parte esencial de su personalidad. Es un hombre decidido porque no se imagina haciendo algo más de lo que hace en la actualidad. Un hombre con suerte, porque no todos logran llegar a ese punto satisfactorio de la vida.
Un hombre que aun no se cansa, y no tiene los mínimos indicios de hacerlo en algún momento cercano, de estudiar. Daniel Terán es un claro ejemplo de cómo se puede vivir al son de la historia con plenitud, como ser un educador satisfecho con su trabajo y orgulloso de que sus conocimientos logren llegar a sus estudiantes y ganarse su amistad y aprecio.
El eterno optimista que no se rinde ante las adversidades que puedan surgir a pesar de la novedad que representen, Daniel Terán es un historiador y profesor que no ha de perderse de vista.
“No me veo en un mundo donde la historia sea nada más un divertimiento, no me veo siendo algo más que historiador o docente”.
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
sábado, 26 de noviembre de 2016
Murio Fidel Castro
Ayer se confirmó la muerte de Fidel Castro, el último gran revolucionario de izquierda del siglo XX en Latinoamérica, y también el último dictador de izquierda de esa misma centuria. Personaje fundamental en las luchas políticas de la región, fue igualmente un personaje polémico, que despertó grandes devociones y profundos rechazos.
¿Por qué es paradoja?
Pues porque Fidel Castro, por su larga y dilatada vida pública pareció encarnar casi todos los extremos y espectros de la vida política de Latinoamérica: fue agitador callejero, líder de masas, conductor de tropas, caudillo, revolucionario, dictador y finalmente estadista. Como todo personaje central, Fidel Castro fue todos y cada uno de estos roles, incluso simultáneamente. Su vida "dio para todo".
Y eso precisamente ha alimentado la percepción de muchísima gente a la hora de valorar al personaje, pues algunos prefieren quedarse únicamente con el revolucionario y descartar al dictador, o viceversa, olvidándose que todo personaje histórico tiene distintas etapas, facetas y en consecuencia ejerce diversos roles.
En virtud de ese manejo acomodaticio de la vida de Castro encontramos, especialmente gracias a la difusión mediática, la complicidad de ciertos sectores intelectuales y especialmente a la propaganda de fuerzas políticas -principalmente comunistas o de izquierda radical- la exaltación desmedida de Fidel como el revolucionario y el estadista que construyó una nueva Cuba. Mientras se olvida su rol como dictador, de ser un agente propagador del comunismo internacional y especialmente de colocar a su país a la órbita de la Unión Soviética, así pues el supuesto "libertador" del pueblo cubano, en efecto liberó a su país del capitalismo y la influencia de los Estados Unidos, para colocarlos luego bajo el dominio del socialismo real y la égida soviética, otra súper potencia que no dudó de usar su poder militar e imperialista en Europa Oriental (en Hungría, 1956 y Checoslovaquia, 1968) o en Asia (en Afganistán, 1979)
Lo mismo puede decirse en sentido inverso. Los que nada más recuerdan su papel como dictador personalista, difusor del comunismo en América Latina y ser un peón de la Unión Soviética, prefieren no destacar su rol como revolucionario que venció a una cruel dictadura apoyada por los Estados Unidos, lo que le confirió un status de héroe en la región al vencer clamorosamente dos símbolos de atraso y el oprobio en la evolución histórica latinoamericana: los dictadores militares tradicionales y la injerencia estadounidense en la vida interna de las naciones. Años de postergación de aperturas democráticas para las grandes mayorías y asimismo, del ejercicio de una verdadera soberanía política y económica ante la presencia del poderoso vecino del norte, hicieron que este hombre barbudo también se convirtiera en un símbolo, en un icono de rebeldía, de canto al cambio posible y necesario que reclaman los pueblos. Y que al llegar éste se atendieron muchos problemas y necesidades en especial en la salud, la educación, la cultura y el deporte.
Ante estas visiones antagónicas del que fue un mismo hombre, conviene precisamente hacer la interpretación equilibrada en el ejercicio de historiar al personaje, pues como todo ser humano, en Castro vivieron las virtudes y los vicios, y en determinados momentos podemos decir que unas prevalecieron sobre las otras, terminando por darle una figura un rumbo determinante.
Nuestro parecer es que el personaje fue evolucionando, o más bien mutando, dentro de la misma evolución socio-histórica en el cual estuvo inmerso: Latinoamérica y también el mundo de la Guerra Fría. Así, el joven abogado idealista, agitador de masas en La Habana se fue convirtiendo en el comandante guerrillero, que finalmente triunfaría sobre la dictadura de Batista y terminara desafiando a los Estados Unidos. Se había convertido de un Don Quijote de la Sierra Maestra a un David caribeño frente al Goliat norteamericano. Ser barbudo y guerrillero era un honor en toda la región latinoamericana.
Pero esa mismo icono romántico se convirtió luego en un pesado representante de un muy viejo personaje histórico latinoamericano: el revolucionario que se vuelve dictador. Y apelando a ropajes más nuevos y con apoyo de la ideología, (en este caso la socialista) pretendió que no se le agrupara en el mismo sitial, pues "dictadores son sólo de derecha", dirían no pocos y él no había llegado dando ningún golpe de estado, derrocando a un gobierno elegido o haciendo fraude electoral. Pero aunque eso no había sido exactamente su caso, el David caribeño se trasformó en otro Yo el supremo pero rojo.
Al final no serían muy diferentes entre ellos... |
Sucedía que también existían dictadores de izquierda. Stalin lo había sido y Mao Tse-tung también. Podría pasar perfectamente en América Latina y así fue. Como en la era staliniana, en Cuba hubo censura y persecución a escritores y artistas, hubo deportaciones al exilio interior, que en vez de ser Siberia, era para cortar caña en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), se expulsaron de sus empleos a numerosas personas que fueran disidentes, se creó la policía política -el famoso G2- y hubo centros de detenciones cual gulag soviético (Villa Marista, en La Habana) y especialmente se exaltó un desmedido culto a la personalidad de Fidel Castro, que apareció en numerosas vallas, anuncios, libros, revistas, programas de TV y hasta billetes...
Tal cual como pasaría con el muro de Berlín, el mar sería la barrera natural para evitar que los cubanos pudieran escapar a semejante destino. Y la presencia amenazadora de los estadounidenses al otro lado, sería la excusa perfecta para sostener a su gobierno: El muro era una barrera antifascista para evitar que los occidentales atacaran la Alemania socialista, y como los EEUU impusieron un embargo económico a Cuba, esa presencia amenazante de un bloqueo fue la excusa para mantener a los cubanos unidos bajo su líder pues: "En plaza sitiada, la disidencia es traición".
Pero la guerra fría terminó, la URSS se extinguió y en vez de abrir la isla cubana a la modernidad y la libertad política, Castro se aferró al poder con el argumento de salvar al socialismo y enfrentar la nueva hegemonía de los Estados Unidos. Entonces Fidel Castro superó los 30 años en el poder, nunca nadie había gobernado tanto tiempo en Cuba, y lo peor: casi llegaría a tener 50 años mandando, superando en extensión la duración de gobernantes históricos hispánicos como Carlos V y Felipe II.
El nuevo Yo el supremo rojo se había convertido en un Franco del Caribe, a decir del filosofo español en una acertada columna que hoy citamos:
“(…) Fue comprensible allá por los años sesenta que la mentalidad de izquierdas simpatizase con los inicios de la revolución cubana, hasta que resultó inequívoca su deriva hacia el totalitarismo soviético. Incluso bastante después, resultó humanamente justificable que quienes vivían en países latinoamericanos cuyas posibilidades democráticas estaban permanentemente cortocircuitadas por dictaduras militares alentadas desde Estados Unidos, siguieran disfrutando desde lejos el castrismo como una especie de revancha contra sus opresores. ¡Pero todavía hoy, en el siglo XXI, cuando ya nadie salvo los obnubilados o los cómplices ignoran no sólo que la dictadura castrista encarcela y asesina, sino que el bloqueo estadounidense es la coartada justificatoria y no la causa del fracaso económico del monocultivo impuesto por decreto...! ¡Cuando ahora resulta insultante para los pueblos americanos que se intente justificar desde Europa la pérdida de libertades en Cuba en nombre de sus logros en educación o sanidad, como si estos no existieran en otras latitudes acompañados de todas las libertades políticas! (…)” (Publicado en la Revista “Viva”, Diario El Clarín, Buenos Aires-Argentina 13/7/2003)
Pasó a tener el poder su hermano Raúl, y Fidel quedó como un venerable anciano que sólo daba entrevistas, se atrevía a dar consejos y seguía escribiendo columnas desafiantes en su periódico oficial Granma.
Y pese a todo lo que propaganda dijera, su hermano se encargó de alguna manera de ir desplazando su legado, pues en 5 años logró reformas más profundas en cuanto a reivindicaciones sociales ampliamente esperadas por los cubanos para liberalizar su economía y poner fin a una serie de trabas legales que creaban numerosos problemas sociales, especialmente desde el llamado "Período especial". No se avanzó mucho en la libertad política, pero finalmente se lograría un verdadero milagro diplomático: la normalización de relaciones con los Estados Unidos, el gran enemigo histórico y contrincante principal de Castro.
Allí vino lo que podríamos llamar su muerte simbólica y despedida histórica, pues a pesar que la propaganda izquierdista latinoamericana y mundial exhibió esto como un gran triunfo, era más bien la constatación que Cuba no podía seguir aislada del mundo, contando siempre con un benefactor generoso (antes la URSS, luego la Venezuela chavista) sino que debía incorporarse de lleno al mundo globalizado, donde los EEUU aún tiene mucho que decir. Ahí se vio una derrota del dogmatismo frente al pragmatismo, y pese a que Fidel apoyara públicamente el acercamiento, él era el representante de un pasado que se caracterizó por el enfrentamiento con los Estados Unidos, el futuro ya lo representaba otra persona, y muy posiblemente también lo decidirían los cubanos, que próximamente para todo lo demás usarían Visa y Master Card.
Y justamente en el año del acercamiento Cuba-Estados Unidos, Fidel muere.
Su muerte definitivamente indicaba que se cerraba un tiempo histórico y se abría otro para América Latina.
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
viernes, 18 de noviembre de 2016
Los analistas que se creen infalibles
El problema que noto con ciertos politólogos, sociólogos y economistas es que en sus análisis siempre hablan como si todo estuviera ya dicho.
Me parecen que son profundamente mecanicistas, tal cual como aquellos psicólogos conductistas que reducían todos los procesos humanos al binomio estímulo-respuesta. Parece pues que para ellos ya la Historia "está escrita" y actúan con la arrogancia y la autosuficiencia de los que creen que lo saben todo porque "todo" está calculado, medido y testeado, y por ende esto y lo otro "siempre ha sido así". Bien, pero ¿Dónde queda pues el espíritu humano?
Bajo sus razonamientos la Historia no cambia, no evoluciona, y los hombres entonces deberíamos haber seguido viviendo en las cavernas o estar gobernados por Césares o Faraones. Parece que frente a su determinismo no cabe algún posibilismo, y justamente sucede lo de Trump en los Estados Unidos. En el país de las encuestas de opinión, las mediciones profundas, los "tanques de pensamiento", los análisis de escenarios y las salas situacionales, terminó pasando lo inesperado, lo no-racional se impuso y lo que parecía imposible sucedió.
No faltará quien diga que "eso ya estaba previsto" y otros argumentos similares, pero humildemente prefiero pensar que la condición humana es amplia y compleja, y no se reduce a una cuestión únicamente material-mecánica de acciones y respuestas, cual si fuera la realidad un laboratorio. Nuestras ideas, sentimientos y creencias, -mitos incluidos- puede tener más peso del que suponemos para hacer y decidir la Historia.
¡Gracias por leerme!
Dantesol
sábado, 12 de noviembre de 2016
Una vez más participando en el programa "La Hora clave" de Globovisión
Así recreó este diario el suceso para su edición aniversaria en 1983 |
Bueno, he aquí el vídeo. Espero que resulte de utilidad e interés:
¡Gracias por leerme!
Dantesol
viernes, 11 de noviembre de 2016
¡Trump Presidente!
Medición que hizo el portal noticioso BBC Mundo |
Vénse las cifras de los votos populares... |
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol