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sábado, 4 de febrero de 2012

"El resucitador": A propósito de los 20 años del 4 de febrero de 1992


Este escrito fue redactado originalmente hace 10 años, también para ser publicado en la sección "Nuevas firmas" de El Nacional, justo cuando se iba a cumplir la primera década del 4-F. Tenía un tono más sobrío y menos polémico, pero como al final no se publicó y los sucesos que se desarrollaron ése año (El golpe de abril y el paro petrolero) crearon un ambiente de inédita confrontación, inevitablemente su tono se endureció: se agregaron calificativos y valoraciones que en su mayoría están en cursivas o en los paréntesis . Tras el bienio 2002-2004 el artículo tomó su forma definitiva, que es la que hoy leerán y que en virtud de todo lo que ha terminado pasando, creo que la Historia terminó de darle la razón a lo aquí expuesto, aún cuando no diga nada nuevo ni especial de todo cuanto ya todos sabemos qué ha pasado...



El resucitador
 
Daniel Terán-Solano [1]

Sí algún calificativo se le puede dar al presidente Chávez desde el punto de vista histórico, aparte de los muchos que abundan en el actual ambiente político (dictador, caudillista ladrón o ¿asesino?) es el de Resucitador, pues su paso por nuestra historia ha servido para regresar elementos que se creyeron definitivamente sepultados. 

El último gobierno de Caldera es quizá lo que más se recuerda como lo resucitado por Chávez, pero si miramos con detenimiento lo acontecido en Venezuela desde el 4 de febrero de 1992 hasta hoy, son muchas, muchísimas las cosas –y las personas– que resucitaron con el fenómeno Chávez. 

El golpismo como instrumento político; militarismo como expresión de una confusa ideología; la Constituyente como una panacea; manipulación política de Bolívar; la acumulación excesiva y descarada de Poderes en favor de una tolda política; el auge petrolero y despilfarro mayor; confrontación callejera entre adversarios (con saldo de muertos y heridos); represión con impunidad; división radical entre amigos o familiares por cuestiones políticas; culto a la personalidad y devoción frenética de los chavistas por su líder son algunas cosas que no se veían desde mediados del siglo XX e incluso desde el XIX. 

Tan sólo basta revisar la historia de los gobiernos de J.T. Monagas, Guzmán Blanco, Crespo, Castro, Gómez, Betancourt I, Pérez Jiménez, C.A.Pérez I, Herrera y Lusinchi, y uno se dará cuenta de las cosas negativas que han vuelto con gran fuerza. 

La vieja izquierda radical de los ’60 y ’70, que nunca entendió su torpeza voluntarista de la guerrilla fue uno de los sectores que sin duda resucitó con gran impulso tras la llegada al poder de Chávez. Ahora todos son héroes. También notorias figuras del antisistema político que por si solos no hubiesen dejado de ser unos anónimos o segundones, cogieron auge tras la aparición de Chávez: las “damas” Iris Varela, Lina Ron y Cilia Flores o los caballeros: Miquilena, Rangel, Mezza Ramírez, Maduro, Jaua, Cabello, Barreto, Bernal o García Ponce son solo alguno de los que se hicieron figuras públicas gracias al Resucitador. 

Todo ese ejercito de Lázaros y zombies sólo ha creado una confusa indigestión política que hoy se llama La Revolución o El Proceso, en donde Bolívar, Rodríguez y Zamora, “están de la mano” con Fidel, el Che, Allende, Mao, Marx y Jesucristo redentor (¿!!?) para realizar una labor "humanista en pro de los excluidos".

Sólo aquel que resucite tantas cosas (y a tanta gente) tiene que ser visto como un fenómeno, un Mesías y eso es exactamente lo que creen como dogma de fe, muchos de sus seguidores, porque quizá eso es lo más grave que Chávez resucitó: el fundamentalismo que hace que cualquier persona este dispuesta a dar hasta su vida, sólo por seguir a UN solo y simple hombre. 

Urge entonces que la ciudadanía tome palas en manos y proceda pacifica y democráticamente a la compleja labor de volver a enterrar tanto entuerto, porque sino los que pueden terminar sepultados seremos a la final, todos los venezolanos.
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 [1] Tesista de la Esc. de Historia-UCV

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¡¡¡Gracias por leerme!!!

Dantesol