
Hoy es el último día de actividades escolares según el cronograma oficial. Comienzan para mi, ahora si oficialmente, mis vacaciones.
Precisamente hoy culminé la lectura del libro biográfico "Rafael Vegas", del autor Eduardo Casanova y publicado en coedición por El Nacional y la Fundación Bancaribe para la colección "Biblioteca Biográfica Venezolana".
Tuve el gusto de trabajar hasta hoy en el que fuera el mayor proyecto educativo de este gran personaje y que todavía existe en nuestra Caracas. Fue una experiencia docente plena en todo sentido y llena de grandes satisfacciones, a pesar de los muy naturales momentos amargos y desagradables, que pese a ellos, crean en mí un balance mas que positivo en mi paso por esa institución.
Psiquiatra de profesión, Rafael Vegas se hizo maestro también por su amor y preocupación por la infancia, la cual le hizo fundar en Venezuela institutos para el cuidado y apoyo de la más abandonada y hasta elaboro un plan de acción para la promoción y protección del infante de la calle. Miembro de la Generación política de 1928, siempre mantuvo en alto el profundo sentido de responsabilidad social que le dio esa herencia, esa membresía en pro de cambios, de modernización y libertad.

Así pues siempre buscó innovar en los campos que actuó, tratando con ello de fomentar el progreso de esta Patria y no menos importante, de sus muchachos, que los que estuvieron en sus manos, ya sea como Psiquiatra, Ministro de Educación, Profesor de aula y Director de escuela.

Para los que amamos la educación su ejemplo queda y sirve como referencial, junta a la obra de otras tantas venezolanas y venezolanos que han querido fomentar el crecimiento integral de la juventud como futuro real y positivo, como verdadera generación de relevo de este país.
Particularmente me gustaron mucho las lecturas que encontré entre la páginas 83 a la 89, en un capitulo magistralmente llamado: “La disciplina según Rafael Vegas”, que me parece de importante consulta para cualquier maestro de este siglo XXI, porque las aguas del pasado pueden darnos mucho ánimo y frescor para los pasos del futuro.
A partir de ese capitulo se me produjeron varias ideas y reflexiones, y al concluir el libro, finalmente decidí plasmar en estas líneas...
La profesión más exigente del mundo.
La Educación es una de las áreas más exigentes que puede tener el ser humano, y muchos la califican, no sin razón, como una profesión de “alto impacto”. Rafael Vegas la llamó precisamente a la profesión del Maestro “La más exigente del mundo”.
Yo coincido a veces con ese criterio
(…Aún cuando a él y a mí nos a tocado vivir situaciones y realidad muy distintas entre los siglos XX y XXI)
Porque aún cuando uno no exponga su vida a terribles peligros ni debe realizar agotadoras jornadas de gran esfuerzo físico o psicológico, que ameriten pericia y concertación única, que sólo dan la experiencia, la del profesor es una de las más complejas ocupaciones que puede haber.
Es entonces un trabajo rudo.
No sólo porque aquí no se trata de darle únicamente “la materia” sino porque tienes bajo tu cuidado la formación de una mentes y unos espíritus en crecimiento, que están buscando mucho más allá de los “objetivos de programa” muchas respuestas para las preguntas que la vida les va dando a medida que dejan de ser niños. Son muchachas y muchachos ávidos de ejemplos, de experiencias y puntos de referencias que sirvan de guía para sus vidas próximas a alcanzar la madurez; muchachas y muchachos que hasta se puede decir que buscan algo de afecto y mucho de comprensión. Son almas que están creciendo y en su crecimiento buscan siempre no sólo la aventura y la locura, sino simple y sencillamente APRENDER, aprender de la vida y sus grande secretos para ellos también tomarlos, comprenderlos, gozarlos si es el caso y sacarles provecho para ese futuro que tanto quieren y no les llega todavía porque pacientemente lo deben construir ellos mismos.
Así pues el profe no se vuelve sólo un facilitador de conocimientos teóricos y prácticos, sino que se vuelve de hecho, en un mentor, alguien que debe estar ahí para ser dentro de la medida de lo posible, para ser una mano amiga, un apoyo que les de ánimo y orientación, y no sólo la “palmadita en el hombro” ni mucho menos “el pañito de lágrimas”, sino alguien que va a acompañar en ese transito que es la escuela al muchacho con su experiencia y conocimientos, para ser pues una referencia moral válida y positiva que pueda apuntalar integralmente al joven, siempre tan desorientado en estos tiempos tan complejos y convulsos.

Es pues, un trabajo fuerte.
Pero nadie dijo que sería fácil, ser maestro y en enseñar, y ser joven y crecer.
Y aún con esto, la lucha no termina. No puede terminar. Sigue firme el deber del maestro por enseñar al joven y así ayudarlo en todo lo posible a crecer, sobre todo a crecer bien.

Parece un reto cuasi-apocalíptico, pero nadie dijo que sería fácil. Y por eso no habrá quien deje de hacer el trabajo, y aún con las duras dificultades que no nos saltan, sino que explotan a la vista, todo estos elementos forman parte de la profesión del maestro, porque las exigencias cambian y aún seguirán siendo eso: exigencias, que se verán graves según la época y el contexto, pero el maestro está llamado permanentemente a superarlas, a vencerlas. Y sólo el maestro deberá comenzar el trabajo de arreglar los entuertos que esas mismas exigencias hacen que su trabajo sea tan difícil… e igualmente necesario.
Y ante nuevas exigencias, hay que abordar el papel de maestro con nuevas visiones, con ópticas novedosas, progresistas y heterodoxas, porque las realidades sociales han cambiado y nos piden reaccionar a consecuencia.
No es utopia, es una necesidad y un reto por lograr.
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
Para saber más de Rafael Vegas:
http://www.analitica.com/va/arte/oya/9229276.asp
http://literanova.eduardocasanova.com/index.php/2008/09/20/rafael-vegas-psiquiatra-y-civilizador-co
http://literanova.eduardocasanova.com/index.php/2008/09/27/rafael-vegas-psiquiatra-y-civilizador-co-1
http://literanova.eduardocasanova.com/index.php/2008/10/08/rafael-vegas-psiquiatra-y-civilizador-co-2