Fue quizás la guerra civil más famosa de la Historia contemporánea, y posiblemente de todo el siglo XX. Pues, cuando se habla de Guerra civil a secas, es difícil no pensar en la española, sangriento conflicto que se convirtió en reflejo tanto de las luchas mundiales de un tiempo determinado, como de lo profundo y grave que pueden llegar a ser las divisiones de una sociedad en particular.
Hoy se cumplen 75 años del inicio de esta brutal guerra, que marcó para siempre la Historia de España y que directa o indirectamente también señaló los rumbos tanto de Europa como de Latinoamérica, puesto que lo acontecido en tierra española, no sólo involucró a sus habitantes, sino que por un lado, arrastró la participación de los países europeos representantes de las corrientes ideológicas del momento, (nazi-fascismo y comunismo) y que más tarde se enfrentarían en la II Guerra mundial, y por otro lado, el inmenso exilio español que dejaría el conflicto, llenaría toda la región hispano parlante de América de intelectuales, artistas y abundante mano de obra para robustecer y potenciar la creación cultural de la región.
Se suele decir que la peor de todas las guerras es la civil, pues precisamente el ensañamiento registrado tienen a ser muchísimo mayor que el de una guerra convencional entre diferentes estados o naciones. La Historia parece refrendar tal afirmación, porque si repasamos conflictos tan lejanos como las guerras de religión francesas (1559-1598) hasta la reciente guerra en los Balcanes (1991-95) o el
genocidio entre Hutus y Tutsis en Ruanda, (1993-94) episodios tan terribles como la Matanza de San Bartolomé o la “limpieza étnica” en Srebrenica se suelen dar con una frecuencia e intensidad muy elevada, pues el campo de batalla se traslada a los mismos vecindarios donde antes existió una convivencia entre sus habitantes.
Y así fue la Guerra Civil Española, una brutal y sangrienta batalla, donde familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y demás se enfrentaron en una vorágine indescriptible, que aún hoy sigue teniendo sus secuelas. La sociedad española llevaba desde el siglo XIX, y me atrevo a decir desde 1808, una profunda división entre sectores que bien podríamos denominar tradicionalistas y modernistas, que de maneras antagónicas buscaban dirigir los destinos de España, y encontrar la manera de responder al lento declive del poder español en el concierto de las naciones mundiales y potencias europeas. Declive que no se detuvo, se amplió con la pérdida de las colonias entre 1810 y 1898, y se agravó aún más con los pronunciamientos militares, las guerras carlistas, el caciquismo y las tensiones sociales en aumento.
Con diferentes nombres y denominaciones, los modernistas y tradicionalistas, se volvieron a ver las caras a partir de 1931, cuando España abandonó por segunda vez su condición monárquica y se constituyó en república. Ahora, el reto de solventar todas las fallas que se venían arrastrando desde casi siglo y medio, era mayor y más agudo. Pero intentar lograr dichos cambios sin rupturas y con elementales consensos fue imposible: no se podía hacer nada sin tocar intereses históricamente establecidos y que no iban a aceptar concesiones, máxime si quienes querían dar las transformaciones estaban insuflados, o más bien intoxicados por un aire intransigente de revolución. Había un el ambiente un permanente aire reduccionista en pro de la confrontación y no, de la conciliación.
El ambiente estaba servido: a discursos agitados, siguieron cotidianos choques callejeros y de allí a tumultuosas elecciones, y de dichos procesos, sólo se desencadenaron violencias armadas como respuestas: en 1934 una revolución en Asturias y en 1936: asesinatos políticos, Del Castillo y Calvo-Soteldo.
Lo demás se conoce harto: casi 1000 días de guerra, combates y destrucciones que dejaron casi 1 millón de muertos y otro tanto de exiliados y transterrados.
Un doloroso y sangriento episodio que marcó el duro capítulo del periodo inter bélico (1919-1939), y que sin duda selló el fin la primera posguerra mundial como el prólogo o pre ambulo para la inminentemente próxima y más mortífera guerra.
Esperamos que la conciencia histórica esté alta y presente para que los pueblos y dirigentes políticos que se aproximan a la vitrina de la Historia, puedan saber bien lo qué pasó, aprendan las lecciones de lo ocurrido y se convenzan de lo necesario que es hacer realidad, lo que encierra una frase que hay que decir siempre: NUNCA MÁS.
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
Para Saber más:
Vínculos webs:
Dos importantes periódicos españoles, ABC y El Mundo, dedicaron sendos especiales a los 75 años de ésta guerra civil. Aquí los compartimos.
http://www.abc.es/especiales/guerra-civil/index.asp
http://www.elmundo.es/especiales/espana/guerra-civil/
Libro:
"Historia Visual del siglo XX", El País-Aguilar, Madrid, 1997
(Para poder ver el contenido del libro en detalle, simplemente
denle click a cada una de las imágenes)
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