(Encabezado de Google el 11 de diciembre de 2010)
Por tercer año consecutivo dedicamos unas líneas y unas palabras a Carlos Gardel, el universal Rey del Tango, quién nació tal día como un, un 11 de diciembre, pero con año y país disputado: Uruguay afirma que fue en 1887 en Tacuarembó y Francia, Argentina (y casi todo el resto del mundo) acepta que fue en 1890 en Toulouse, al sur de Francia.
Gardel, una vez más hay que decirlo y nunca cansarse de repetirlo, fue el 1º gran artista latinoamericano de proyección universal, el primer artista de esta gran región que explotó el poder de los formatos y medios de comunicación existentes hasta entonces (discos de vinilo, radio y el cine) hasta convertirse como nunca nadie en ídolo ya no de miles, sino de quizás de millones de personas al alcanzar su imagen y su voz un impacto muy superior a lo que lograba un artista hasta ese momento.
(Gardel cantanto en vivo para Radio Caracas Radio, 1935)
Por primera vez su poder de penetración le permitió situarse no sólo como un cantor del Río de la Plata, para un público exclusivamente local, sino que su figura se dio a conocer en destinos tan lejanos (a Buenos Aires y Montevideo) como Caracas, Ciudad de México, La Habana, Madrid, Niza, París y por supuesto Nueva York. No había nadie que en un lapso tan relativamente corto (alrededor de unos 10 años) había logrado tal éxito simultáneo, por eso marcó el precedente para nuevas generaciones de artista latinoamericanos que se valdrían de ésas mismas estrategias para triunfar en sus países de origen, luego Latinoamérica y finalmente el mundo.
Y así sería: Gardel fue el primero en señalar el camino y abrirle la puerta a figuras (sólo por citar a algunas) como Jorge Negrete, Pedro Infante, María Félix, Mario Moreno Cantinflas, Carmen Miranda, Tito Puente, Ricky Martin, Celia Cruz, Sandro, José Luis Rodríguez, Roberto Carlos, Rubén Blades, Juanes y Shakira entre muchos más, que han triunfado en el mundo destacando y haciendo universal nuestra latinidad.
Su fama, estuvo indiscutidamente unida al género que lo catapultó a la fama y lo consagró como cantante: el tango, el himno del desamor en el Río de la Plata, que sobre todo en las calles de Buenos Aires, alcanzó un carácter de música existencial y del alma misma de la ciudad: no era un género más de compositores, músicos profesionales y salones de bailes, no. Era un arte que reflejaban dramáticamente las pasiones de la vida real, de las calles mismas, llenas de seres humanos de verdad-verdad, que sufrían, soñaban y luchaban por ilusiones en un mundo duro y muchas veces cruel.
No hay quien duda que el tango “es un género para masoquistas” por aquello que no hay nada más negro o dramático que la letra de uno de ellos, pero ése es precisamente su signo característico, mientras la Rumba, la Salsa, la Guaracha o el Merengue son géneros festivos que cantan con alegría (y mucho movimiento) las cosas graciosas de la vida, el Tango se concentra en aquellas otras cosas que hacen la otra mitad del vivir, las tristes y duras, lo que lo hermana mucho con el otro género del amor y el desamor iberoamericano el Bolero y de algún modo con la Ranchera mexicana, géneros latinoamericanos que han podido transformar las más tristes pasiones en melodiosas crónicas, que hacen que un anónimo oyente de identifique inmediatamente con lo que describe la lírica: porque ese drama que canta el Tango, el Bolero o la Ranchera, aún cuando hable de una historia particular, toca elementos muy universales.
En el caso del tango, las amarguras de la vida, el dolor de la pobreza, las traiciones amorosas, los duelos por conquistar un querer, las mujeres que pagan mal, las falsas amistades, el desgarro de núcleo familiar y sobre todo las decepciones que deja la existencia cuando se repasa el pasado son temas abordados por ese magnifico himno lírico a la vida que es el tango, porque si bien es cierto que la vida es bella “no todo es color de rosas” y ahí está el Tango para recordarlos, explicarlo y describirlo.
(Monumento a Gardel en Caracas)
Y nadie mejor que Gardel para cantar desgarradamente y con total crudeza al mundo las muchas espinas que tiene el rosal de la existencia humana...
¡Salud, che Carlitos, por una año más de tu leyenda, porque cada día cantas mejor!
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
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