Hoy se conmemoran doscientos años de la muerte de Sebastián Francisco de Miranda, político, militar, viajero venezolano, que en el contexto de los procesos de independencia de Hispanoamérica recibiría el nombre de "El Precursor".
Considero que Miranda será el primer "venezolano universal", o sea un habitante de lo que luego será conocido como "Venezuela", (pues para 1750, cuando él nace, aún no existía este país) que tendrá fama y proyección internacional. Luego de él, otros venezolanos como Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Antonio José de Sucre y Teresa Carreño alcanzarían fama importante lejos de nuestras fronteras en una época en que no era precisamente muy fácil darse a conocer por varias partes del orbe.
Evocar a Miranda a 200 años nos permite recordar a una persona que se apegó muchísimo a sus ideales, que decidió ir tras de ellos y vivió toda una vida en pos de concretar sus sueños. Es una vida de entrega, sacrificio propia de un héroe romanticista, que también se verá consagrada con una existencia llena de viajes, aventuras, y por supuesto, tragedia.
Dos siglos después de su muerte, me atrevo a decir que muchos venezolanos y no pocos hispanoamericanos, perciben todavía así a Miranda: un hombre que viajó mucho por el mundo conocido, peleo en varias guerras y revoluciones y terminó trágicamente su existencia abandonado en una prisión en el país de sus mayores enemigos. Todo eso es cierto, pero Miranda fue mucho más.
Miranda fue un apasionado observador, que gustó registrar todo cuanto podía por escrito en su diario, permitiéndonos una "fotografía" de su tiempo, de inestimable valor. Por ello la Unesco estimó considerar sus archivos como Patrimonio documental de la Humanidad en el año 2007. Sus escritos, se compilaron en una valiosísima colección denominada ahora Colombeia, que es el principal acerbo documental que nos legó Miranda y que creo muchos venezolanos y latinoamericanos no conocen tan bien como en cambio sí lo vinculado al famoso asunto de su vida sexual, que se ha prestado más para chismes y anécdotas "faranduleras", que para una mejor comprensión integral del hombre excepcional que fue nuestro precursor. También fue un hombre que pensó y meditó, y dejó por escrito lo que creía. Fueron valiosas e importantes sus reflexiones teóricas político-sociales, que fueron un claro reflejo de las ideas de su tiempo (la Ilustración) además que mantuvo una amplia y muy activa correspondencia con importantes personalidades del momento: poetas, filósofos, políticos y militares europeos y americanos, entre los que destaco Alexander Hamilton, Jeremy Bentham, Arthur Wellesley-Duque de Wellington, Thomas Paine, el Abate Raynal, Bernardo O'Higgins o Juan Pablo Viscardo, entre otros.
Esa es la urna o el arca que contuvo el archivo original de Francisco de Miranda (los 63 tomos encuadernados) y que estaba ubicada en la Academia Nacional de la Historia. |
Parte de su voluminoso archivo se ha ido editando bajo una colección auspiciada en el siglo XX por la Presidencia de la República de Venezuela (1978) |
La revisión exhaustiva del archivo de Miranda, (los cuales están empastados y encuadernados en 63 tomos, que se dividen en tres conjuntos: Negociaciones [19 tomos], Viajes [26 tomos] y Revolución Francesa [18 tomos]) es precisamente la puerta principal que debe cruzar cualquiera que desee conocer de verdad-verdad cómo fue nuestro prócer y el tiempo en que vivió. Allí es justamente donde podemos ver su evolución humana y hasta política, porque desafortunadamente algo que parecen olvidar las personas, es que los personajes históricos, por ser personas humanas, también cambian, crecen y evolucionan, tienen sus luces y sus sombras, vicios y virtudes y en cuanto a sus ideas y pareceres, éstas pueden transformarse y no estar siempre iguales en todo su momento de su existencia.
Así pues, a ciertos sectores les parece maravilloso recordar sólo al Miranda revolucionario, radical y coloquialmente hablando "come-candela", pero al igual que pasa con Bolívar, esta operación de manipulación política, aparte de ser incorrecta y exagerada, es profundamente indigna e inmoral, porque buscan engañar a los que no saben bien de la Historia y fomentan entre las personas percepciones falsas y equivocadas de los personajes célebres de su pasado, todo con la intención de justificar las barbaridades del presente. (¿No existe en la Venezuela de hoy, un "Frente Francisco de Miranda" que tiene más de guevarista que de verdaderamente mirandista?)
Miranda, y es bueno puntualizarlo, si bien en su juventud fue un hombre radical y partidario de "las vías rápidas de la Historia" (Las guerras, rebeliones o alzamientos) para conseguir los cambios en cosas de la política, con el paso del tiempo, gracias a sus viajes, lecturas y especialmente al conocer gentes diferentes, fue madurando y moderando sus posturas políticas: No fue, como lo proyectan malos historiadores y pésimos propagandistas, un extremista, un jacobino, sino más bien, lo contrario, un moderado, un reformista que aunque hablaba de hacer una revolución en este lado del mundo (las Américas) no estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias de éso, entendiendo ello como la destrucción total de la sociedad por intentar aplicar su programa político. Así pues, que Miranda estaba muy, muy lejos de parecerse a un Mao Tse-tung del siglo XVIII o a un precursor de Pol Pot en las "Regiones equinocciales" americanas, y menos aún de ser un "Che Guevara independentista", pues cuando tuvo la oportunidad de desplegarse en ésa tónica, no lo hizo, pues así lo demuestran las investigaciones que realizó un historiador venezolano que estudió el paso de nuestro precursor en Francia:
“El generalísimo Dumouriez fue llamado a París en octubre [de 1791] por el Consejo Ejecutivo con el fin de impartirle instrucciones. Allí le trataron la posibilidad de enviar a Miranda a la isla de Santo Domingo, al mando de una expedición de unos doce mil hombres para que con los mulatos de Haití se invadiera el territorio de tierra firme y posiblemente México y declarar la independencia. En vista ello, Miranda es llamado a su vez para informarle de estos proyectos. Brissot, el hombre de más prestigio y poder en la Gironada es el encargado de exponerle los planes. Desde un primer momento Miranda frunce el ceño ante la proposición de Brissot de sublevar contra España a los negros esclavos y los hombres de color de las colonias y promover la guerra de razas. Sabe bien que tal proyecto sería trasladar a la América española los desastres del Santo Domingo francés con toda su carrera de horrores y muertes. El Precursor no es el hombre de ese proyecto. Por eso, años depués, cuando la guerra de la independencia, trata de mantener a los demagogos y extremistas fuera del comando de sus tropas, como fue el caso de Bolívar; y cuando los negros esclavos de Barlovento se sublevaron en julio de 1812, Miranda decidió capitular para salvar a los blancos caraqueños de lo que podía ser una masacre.” (Juan Uslar Pietri, La Revolución francesa y la independencia de Venezuela, Pág. 42. Negritas nuestras)
Por eso fue que Miranda vivió la mayor parte de su exilio en Londres, en la muy moderada Inglaterra, que parecía ser el punto medio entre el absolutismo monárquico que imperaba en la mayoría de Europa continental y los furores revolucionarios de la Francia republicana, que hacía su lenta pero poderosa expansión por el viejo y el nuevo mundo.
A pesar de haber contribuido con ésa revolución, arriesgando su vida en batalla -por eso su nombre figura en el Arco del Triunfo de París, como se ve en la imagen inferior- es notorio la gran decepción que significó para él el ejemplo francés: la violencia, la anarquía y finalmente la dictadura de un hombre, (Napoleón) que se coronaría emperador e invadiría gran parte de sus vecinos, le indicaban claramente a Miranda, que la respuesta a un extremo del espectro político, no era irse al otro.
Ilustraciones: Joseph McEwan Textos: historiadora Anne Millard |
A pesar de haber contribuido con ésa revolución, arriesgando su vida en batalla -por eso su nombre figura en el Arco del Triunfo de París, como se ve en la imagen inferior- es notorio la gran decepción que significó para él el ejemplo francés: la violencia, la anarquía y finalmente la dictadura de un hombre, (Napoleón) que se coronaría emperador e invadiría gran parte de sus vecinos, le indicaban claramente a Miranda, que la respuesta a un extremo del espectro político, no era irse al otro.
Miranda en los años que sirvió en la Revolución Francesa |
Mención de Miranda en el Arco del Triunfo de París, por haber participado en la Batalla de Valmy (1792) |
Y es por eso que en el ocaso de su vida política, cuando justamente a Miranda se le presenta su gran y anhelada oportunidad: realizar la Independencia de su patria, veremos que el Precursor será partidario de la moderación aún cuando el siempre dejo claro que quería la independencia absoluta de Venezuela frente a España.
Aquí el debate sigue encendido entre los historiadores, pues el hecho que Miranda formara parte de la Sociedad patriótica, el primer intento de un partido político en Venezuela, y que era prácticamente un club político de jacobinos venezolanos, parecen indicar ineludiblemente que él era uno de ellos, un radical, un exaltado extremista.
Retorno de Miranda a Venezuela (1810) un regreso tras 30 años de ausencia |
Texto: historiador Manuel Pérez Vila Ilustrador: Galeazzo Bentivoglio |
Aquí el debate sigue encendido entre los historiadores, pues el hecho que Miranda formara parte de la Sociedad patriótica, el primer intento de un partido político en Venezuela, y que era prácticamente un club político de jacobinos venezolanos, parecen indicar ineludiblemente que él era uno de ellos, un radical, un exaltado extremista.
Pero ¿fue así? Como historiador que he estudiado ése tiempo histórico, soy partidario de otra visión: aunque él formó parte de ése club político radical, no se debe olvidar también que fue miembro del Congreso constituyente de 1811, el mismo que proclamará la independencia y sancionará la primera Constitución nacional venezolana. Allí en sus actas están los discursos e intervenciones de Miranda, quien siempre se mostró en la mayoría de los casos, moderado, conciliador y partidario de soluciones negociadas y no de mera confrontación ante los numerosos eventos que se discutieron. Ciertamente Miranda conseguiría su mayor logro, que el 5 de julio de decretara la independencia absoluta de su patria, y no lo hizo gritando, amenazando ni proponiendo violencias o represalias. Tampoco cuando se le presentó la oportunidad de dirigir un gran ejército tomó el poder a la fuerza, ni se llevó por delante las instituciones y leyes que eran tibias y bastante inoperantes en la naciente "Confederación americana de Venezuela".
Miranda y demás miembros del Congreso de 1811, según detalle de la pintura de Juan Lovera |
Miranda en el 5 de Julio de 1811, según imaginó Martín Tovar y Tovar |
Así pues, no se puede atribuir a Miranda un carácter revolucionario-extremista, que en todo caso sí tenían en aquellos días Bolívar o José Félix Ribas, pues si no, no se puede entonces explicar bien el desenlace que tuvo la carrera política de Miranda...
Y precisamente por eso, también hay que decirlo: Miranda fue un derrotado político. Luchó incansablemente y por espacio de más 30 años para alcanzar una meta, la independencia de Venezuela, pero lamentablemente, los costos que implicaban tan decisión le llevaron a tener que desilusionarse y transigir apenas vio los efectos anárquicos que generaban. Haber solicitado una capitulación a los realistas en 1812, rendirse a un año de haberse proclamado la independencia absoluta, fue para muchos su condena: no pocos lo ven como un "traidor", justifican que haya sido entregado por Bolívar a los españoles, y especialmente al hacer la comparación con Bolívar, se le pretende colocar a Miranda en un segundo lugar, pues "Bolívar sí lograría lo que Miranda no pudo". Estas expresiones, más que expresar meras opiniones sesgadas sobre la Historia, reflejan más bien simplificaciones poco serias, que incluso van en contra de las propias palabras del Prócer al lamentarse de ver en su país triste similitudes con el caso francés, que tanto le decepcionó por el desbordamiento de la violencia que allí se generó. Así lo expresaría en lo que sería uno de sus últimos documentos públicos conservados hasta ahora:
"Yo vi entonces con espanto repetirse en Venezuela las mismas escenas de que mis ojos fueron testigos en la Francia: vi llegar a La Guaira recuas de hombres de los más ilustres y distinguidos estados, clases y condiciones, tratados como unos facinerosos; los vi sepultar junto conmigo en aquellas horribles mazmorras; vi la venerable ancianidad, vi la tierna pubertad, al rico, al pobre, al menestral, en fin, al propio sacerdocio, reducidos a grillos y a cadenas y condenados a respirar un aire mefítico que, extinguiendo la luz artificial, inficionaba la sangre y preparaba a una muerte inevitable: yo vi, por último, sacrificados a esta crueldad ciudadanos distinguidos por su probidad y talento, y perecer casi repentinamente en aquellas mazmorras no sólo privados de los auxilios que la humanidad dicta para el alivio corporal, sino expirar en los brazos de sus socios, destituídos aun de los socorros espirituales que prescribe nuestra santa religión, hombres que estoy seguro hubieran perecido mil veces con las armas en la mano cuando capitularon generosamente antes que someterse a semejantes ultrajes y tratamientos." (Francisco de Miranda, "Memorial a la Real Audiencia de Caracas", Bóvedas del Castillo de Puerto Cabello, 8 de marzo de 1813. Negritas nuestras)
Y aunque Miranda terminaría sus días sólo, abandonado y en una prisión militar española, totalmente lejos de su amada patria, no es menos meritoria su obra y el ejemplo de vida que nos dio, pues su existencia no paso en vano, y al menos pudo participar en el inicio de lo que por tanto tiempo luchó. El que no haya podido ser protagonista del desenlace de ésa proceso no disminuye ni desmerita todo los planes y proyectos que esbozó, los cuales inspirarían no pocas ideas y acciones ejecutadas luego por Bolívar: alianza con Inglaterra, la Gran Colombia o el Congreso de Panamá. En ese aspecto, cumplió su cometido ante la Historia señalando un camino que otros intentarían cruzar.
El famoso cuadro de Arturo Michelena: "Miranda en la Carraca" (1896) |
El menos conocido "Muerte de Miranda" del pintor Emilio Mauri (1896) |
De esta manera, lejos de ver a Miranda como alguien que deba ser eclipsado por la gloria de los otros libertadores y que es colocado injustamente en el papel de los "fracasados" de nuestra Historia por una óptica excesivamente pragmática o demasiado realista de la política, (haciendo además la odiosa y siempre polémica comparación Bolívar-Miranda en cuanto al tema de la grandeza) bueno sería reivindicar en este prócer a doscientos años de su muerte, una serie de virtudes políticas y personales bastante útiles para cualquier sociedad civilizada: la moderación, la prudencia y el sano deseo de salvaguardar el orden, evitando las violencias innecesarias y sobre todo la disolución que trae la anarquía al colectivo. Su percepción de los ejemplos estadounidense, inglés y francés, y luego su breve pero agitado tránsito venezolano, le convencerían de ello, y bien podríamos tomar su recomendación como algo aceptable y aplicable a nuestra forma de asumir y aplicar la política. Así, las que se le atribuyen como sus últimas palabras antes de ser entregado a los realistas, pueden entonces verse como proféticas tanto para el subsiguiente proceso de guerra independentista como para gran parte de la Historia republicana posterior...
Hasta aquí mi humilde homenaje como venezolano e historiador, al que considero pues el "primer venezolano universal", Precursor no sólo de nuestro proceso nacional de Independencia, sino también, en el uso de la sensatez y la moderación en política, para garantizar el mínimo de paz social y acuerdos básicos que son necesarios para consolidar con éxito el aheleado bien de la liberad.
¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
Para leer más:
Biografías mirandinas recomendadas:
- Antepara, José María, Miranda y la Emancipación Suramericana, Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, Colección Claves Políticas de América, Vol, 1, 2006.
- Bohórquez, Carmen, Francisco de Miranda Precursor de la independencia de la América Latina, Caracas, MonteÁvila editores, 2006.
- Becerra, Ricardo, Madrid, Vida de Don Francisco de Miranda, Editorial América, 1918.
- Carbonell, José Antonio, Cronología de Francisco de Miranda, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1969.
- Chocrón Cohén, José, La identidad secreta de Francisco de Miranda, Caracas, Editorial Alfa, 2011.
- Grisanti, Angel, El Precursor Miranda y su Familia, Primera Biografía General de la Familia De Miranda, Caracas, Biblioteca Venezolana de Cultura, 1948.
- Nucete Sardi, José, Aventura y Tragedia de Don Francisco de Miranda, Caracas, Ministerio de Educación Nacional, 1950.
- Parra-Pérez, Caracciolo, Miranda y la Revolución Francesa, Caracas, Ediciones Banco del Caribe, 1966.
- Picón Salas, Mariano, Miranda, Caracas, Monte Ávila editores, Biblioteca popular el dorado, Nº 31, 1972.
- Polanco Alcántara, Tomás, Francisco de Miranda ¿Don Juan o Don Quijote?, Caracas, Editorial Ge, 1996.
- Quintero, Inés, El hijo de la panadera, Francisco de Miranda, Caracas, Editorial Alfa, 2014.
- Quintero, Inés, Francisco de Miranda, Caracas, Los Libros de El Nacional-Fundación Bancaribe, Biblioteca biográfica venezolana, vol. 25, 2006.
- Rumazo González, Alfonso, Francisco de Miranda, Protolíder de la independencia americana, Bogotá, Intermedio Editores, 2006.
Páginas web:
Colombeia, el archivo de Miranda:
http://www.franciscodemiranda.org/colombeia/
Documentos y vida de Miranda:
http://www.franciscodemiranda.info/index.htm
Sobre el Archivo de Miranda, por la ANH:
http://www.anhvenezuela.org/archivoMiranda.php
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