La estudiante de comunicación social de la UCV y periodista del diario El Nacional, Gabriela Morales a quien previamente no conocía, (y que tampoco ha sido alumna mía) me contactó para hacerme lo que denominan en su carrera una “entrevista de personalidad”. Nunca antes me habían hecho una así... ¡Tan larga! y en donde me preguntaron muchas cosas de mi vida como persona y profesional. Tras dos jornadas compartiendo con mi entrevistadora, que visitó mi cubículo, entró a una de mis clases, estuvo en un salón mientras yo cuidaba un examen y hasta almorzó conmigo, creo haberle dado bastante material para elaborar su cometido satisfactoriamente. Finalmente, he aquí el producto de su esfuerzo, el cual me pareció bastante bueno y que humildemente comparto por este medio como una simpática curiosidad que quizás les sirva a los que les interese conocerme un poco mejor. Espero entonces que les resulte el texto agradable o al menos de algún interés. (Y a Gabriela: muchas, muchas gracias por todo)
Al son de un profesor-historiador
Por Gabriela Morales / 23 de noviembre de 2016
Educador universitario de prestigiosas universidades venezolanas, Daniel Terán, con su humor e intelecto interesa día a día a estudiantes y agregados sobre historia.
Daniel Terán es profesor universitario que dicta o ha dictado clases e prestigiosas casas de estudio como la Simón Bolívar (USB), la Católica Andrés Bello (UCAB) y la Universidad Central de Venezuela (UCV). Licenciado en Historia y con varias especializaciones y en el proceso de adquirir un doctorado, Terán es el firme ejemplo del hombre humanístico que se niega a dejar de aprender y, sobretodo, de enseñar. Se considera optimista y escucharlo cinco minutos hablar es suficiente para confirmarlo.
Entre las distintas maneras de conocer a Terán, las más peculiares son, escuchar de él a través de estudiante que no lo conocen pero han escuchado sobre su dinámica de clase, o verlo en canales televisivos nacionales donde ha participado como historiador.
Su cubículo en la sala de profesores de la Escuela de Historia de la UCV está impregnado de su personalidad. Enciclopedias completas, estampas de sus santos, una bandera venezolana de siete estrellas, libros sobre historia y demás objetos que vuelven amena su estancia en el pequeño espacio que se le provee.
Daniel el historiador.
Cuando se trata de historia, la faceta profesoral de Daniel siempre está a flor de piel. Con más de quince años ejerciendo la docencia, conseguir temas de conversaciones enriquecedores con este hombre se da con facilidad. Ningún tema es banal o carece de importancia. Desde nimiedades tales como el origen del nombre de las hamburguesas hasta un profundo análisis crítico de la historia venezolana: todo temática puede ser discutido con el profesor Terán.
Pero este interés por la historia no vino de un momento a otro. Desde pequeño, a Terán le interesaron los temas históricos y políticos. Al pequeño niño no solo le llamaba la atención los dibujos que aparecían libros sino también su texto.
El primer evento histórico que recuerda Daniel es el bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar (1983, cuando apenas tenía cinco años), conocido como el Libertador de la Gran Colombia. Este fue el catalizador para que se interesase por el contexto histórico del país.
Siente un gran interés por la figura del presidente Isaías Medina Angarita quien, en su opinión, el mejor presidente de nuestra historia ya que se dedicó a recuperar el país, la prosperidad material y divulgar valores democráticos.
El profesor Terán
Aunque Terán es un hombre que mide más de 1,80 m, es fornido y posee una espesa barba negra, muchas veces tiende a ser sinónimo de risa o hasta ternura entre sus estudiantes.
La primera experiencia de Terán como profesor fue dando clases a niños de sexto grado como suplente. Sin embargo, también disfrutó de dar clases a niños de primer grado aunque nunca se haya llevado bien con las matemáticas. Desde joven notó que sentía interés por educar a los demás. En varios años dio clases en distintos colegios y liceos metropolitanos. Actualmente, dicta distintas materias sobre historia en la UCAB, UCV y Universidad Monteávila.
Daniel es un profesor dinámico y que busca siempre mantener la atención de sus alumnos. Realiza entretenidos dibujos e ilustraciones en el pizarrón lo que por lo general logra captar el ojo despistado de sus estudiantes. Con un humor que a veces podría rallar en lo ofensivo, Terán se mete con sus estudiantes tanto dentro como fuera de las aulas de clase. “Creo que siempre notan que no lo hago con mala intención”, expresa tras contar varas anécdotas de su trato a estudiantes.
“Si por lo menos, son de familia portuguesa, les hablo en portugués. Si la persona es de piel oscura, le digo ‘señor Babalú’, ‘señor Changó’. Si un alumno tiene un gesto particular, me fijo en el, pero no burlándome, por supuesto”. Nuestra realidad es que el venezolano es chalequeador y tiene a sentirse en confianza cuando puede hacer bromas sin que los demás se sientan aludidos. “Mi intención es que los alumnos se sientan en confianza, y bajen un poco las tensiones previas con la materia que a veces puede verse como filtro”, explica en voz baja, ahora desde su aula de clases en la UCAB, mientras sus estudiantes presentan examen.
Su ojo crítico también ha evitado conseguir problemas con sus alumnos y es que la interacción con ellos tiende a ser su parte favorita de dar clases. “Me gustan las clases porque es un momento en el cual uno se despliega (…), sentirse a gusto con lo que uno sabe y el gusto de compartirlo”, explica con un rastro de sonrisa desde el otro lado del escritorio de la pequeña habitación.
Parece increíble el don que tiene Terán para impartir clases, y es difícil de pensar que alguien con tan buena habilidad para educar, en principio no haya pensado que podría trabajar en ello. “Yo quería ser investigador. Historia tiene dos perfiles: el investigador, que se traduce a los libros o el docente… y yo quería ser investigador (…), pero resulta que la vida me llevó a ser profesor y me gustó.”
Claro, eso no significa que solo se limite a ser profesor. Le encanta la idea de divulgar la historia, aunque no busque la fama o reconocimiento con ello. Al ser comparado con Carl Sagan, Terán ser ríe y admite que eso es una gran mentira. Poner al alcance un conocimiento que muchas veces tiende a estar fuera del alcance del ciudadano común, ya sea por desinterés o complejidad, el profesor Daniel sabe plasmar de manera aparentemente obvia y entretenida. “Dar clase es darle la oportunidad al que no sabe que sepa y al que esté equivocado, corregirlo”.
Daniel el pana
Con colegas que constantemente se van del país o se encuentran casados y con apretadas agendas, el círculo de amistades más cercano a Terán en estos momentos está conformado en su mayoría por ex alumnos.
“Yo trato de reducir la diferenciación (entre estudiante y alumno). Siempre va a existir. Tú decides si es una puerta cerrada o abierta. Uno va reproduciendo como profesor lo que a uno le gustó o no como docente y a mí siempre me gustaron los docentes cercanos a uno”.
El aparente prejuicio del profesor arrogante y el estudiante ignorante no es aplicable al profesor Terán, el hombre en eterna búsqueda de conocimiento y que lo consigue muchas veces en quienes le imparte la educación.
Sabiendo ya delimitar los espacios donde se debe respetar la relación profesor-estudiante y los de mayor flexibilidad, Daniel ha conseguido un equilibrio para poder disfrutar de su vida social al mismo tiempo que la laboral.
A pesar de todo el chalequeo que pueda aplicar Terán dentro o fuera del salón, jamás se podrá desligar de su faceta de profesor, siempre tratando de impartir conocimiento sobre temas importantes o triviales y siempre dispuesto a aprender de cualquier ocasión y/o persona.
Cuando se le pregunta cómo reacciona ante lo desconocido, lo piensa un poco antes de responder. “Cuando no conozco algo tiendo a ser prudente. Más que todo aplico el método científico: observo, intuyo, hago mis hipótesis y voy experimentando, a ver qué tal”. Cuando conoce a alguien, pasa por una edificación o una dificultad trata de apelar a sus conocimientos anteriores. “También, como soy un hombre de fe, me encomiendo a que todo lo conocido sea ganancia, que genere aprendizaje, sea positivo”.
Otro detalle de interés de este peculiar historiador es su afición por las redes sociales. Su favorita, Facebook, le permite mantener una relación cercana con sus estudiantes al tiempo que les permite un medio de comunicación e información bastante práctico y preciso.”Al principio no entendía lo del muro… pensé que era un lugar de Caracas al que acudían los muchachos”, expresa con humor. “me parecen primordiales esas características de inmediatez y penetrabilidad, sobretodo en cuanto al factor informacional”.
Una faceta del profesor que le encanta compartir con sus amistades es su amor por la comida. Siempre busca momentos para salir a almorzar u organizar comidas especiales entre amigos. “No soy tomador, me gusta reunirme a comer y compartir con la gente que te agrada”. Tiene vasto conocimiento sobre los mejores restaurantes de la ciudad y no teme gastar dinero en ello. Ama el refresco con mucha azúcar y calorías y piensa que no hay nada mejor que una buena hamburguesa…como las de las 3G, cerca de Ciudad Universitaria, por la plaza de Las Tres Gracias.
La trascendencia de Terán
Ahora, a pesar de tener varias publicaciones editoriales, tales como la de su participación en el bicentenario de la Carta de Jamaica escrita por Simón Bolívar o las variadas invitaciones que ha tenido en canales televisivos como Globovisión o Venevisión donde ha opinado sobre temas históricos y políticos, Daniel Terán no parece estar demasiado interesado en obtener fama o reconocimiento social.
Como mucho, tener el reconocimiento de sus colegas, el cual siempre es deseado por los profesionales de cualquier área. “La lógica de los mass media de esta época se caracteriza porque el que es famoso no es por su virtud sino sus vicios y yo, sinceramente no creo ser una persona famosa o reconocida”.
Solo le interesa poder difundir el conocimiento a través de estos medios y que puedan llegar a aquellos que no sabían al respecto de tratada información y para poder compartir sapiencias con colegas y amistades, para contribuir al debate y la creación de conocimientos.
Sin embargo, si mostró cierto interés por la divulgación de la historia venezolana, ya que siente la necesidad de traducir o simplificar el conocimiento más especializado a un lenguaje más simple y fácil de entender por el ciudadano común o por los estudiantes de primeros semestres que carecen de las bases necesarias para sacar adelante un debate verdadera e intelectualmente enriquecedor para todos.
Humor negro, gran intelecto, religioso pero con pocos prejuicios, Daniel Terán es un personaje muy peculiar porque no es ni el profesor, historiador o amigo común. No busca trascendencia y, sin embargo, ha logrado brillar en pocos años de experiencia como profesor universitario por encima de sus colegas. Es imposible no triangular estos tres aspectos de su vida (amistades, su carrera, su profesión) ya que son parte esencial de su personalidad. Es un hombre decidido porque no se imagina haciendo algo más de lo que hace en la actualidad. Un hombre con suerte, porque no todos logran llegar a ese punto satisfactorio de la vida.
Un hombre que aun no se cansa, y no tiene los mínimos indicios de hacerlo en algún momento cercano, de estudiar. Daniel Terán es un claro ejemplo de cómo se puede vivir al son de la historia con plenitud, como ser un educador satisfecho con su trabajo y orgulloso de que sus conocimientos logren llegar a sus estudiantes y ganarse su amistad y aprecio.
El eterno optimista que no se rinde ante las adversidades que puedan surgir a pesar de la novedad que representen, Daniel Terán es un historiador y profesor que no ha de perderse de vista.
“No me veo en un mundo donde la historia sea nada más un divertimiento, no me veo siendo algo más que historiador o docente”.
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¡¡¡Gracias por leerme!!!
Dantesol
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